¿Qué significa DIVULGAR? Seguramente sea otro de esos términos a los que haya que dedicar su debido tiempo para operativizarlo de manera correcta. Sin especificar, sería algo así como acercar al público cualquier temática concreta, tratada con el lenguaje correspondiente en función del medio, las herramientas y el nicho objetivo.

Ahora bien, si hablamos de Psicología en concreto y de la situación por la que atraviesa la misma, así como del creciente auge de lo social tras la pantalla…

 

¿Es divulgar una OBLIGACIÓN?

 

¿Hasta qué punto el famoso síndrome del impostor nos impide dar ese paso? ¿por qué debería ser importante dedicar parte de nuestro tiempo como profesionales a la faceta divulgativa? ¿con qué aspectos debería contar una divulgación de calidad?

 

someecards

Pues para intentar responder a estas preguntas estamos aquí una vez más, rodeándome de profesionales con mucho que decir y que, aunque sea con menos palabras de las que nos gustaría, han sabido traer sobradamente a este texto las ideas que quería plasmar.

Doy paso a estas 9 pedazo de cuentas de divulgación, las cuales respondieron positivamente a la propuesta que aquí planteo y a las que les agradezco enormemente el haberse tomado tiempo para expresar un pequeño pedazo del conocimiento que llevan en la mochila.

 

enGrama

enGrama es un canal de psicología científica, compuesto por los alumnos de la UNED. Jordi Barta, Javier Delgado y Marcos de Andrés. Un proyecto dónde se puede encontrar contenido de todo tipo: desglose de conceptos especialmente ligados al contenido impartido en la uned, entrevistas, reseñas de libros… Podéis ver más en su canal de YouTube o en sus RRSS.

 

La divulgación científica no es un camino plácido, no es un itinerario afable, ni mucho menos… A menudo, acucian preguntas, revolotean dudas y uno se plantea si le compensa continuar o es preferible volver por donde ha venido, deshacer lo urdido.

Entre esas dudas, una de las más recurrentes tiene que ver con lo que denominamos “Síndrome del Impostor”: ¿Soy lo suficientemente válido como para prodigar según qué conocimientos? ¿No debería apartarme y dejar de arrogarme un rol que quizá deban asumir otras personas…?

¿Por qué proliferan ese tipo de pensamientos? ¿Por qué no nos creemos válidos? Pues bien, desde mi punto de vista, creo que es, básicamente, porque asociamos la divulgación con la erudición. Es decir, consideramos que la figura que debe divulgar ha de ser docta en la materia, experta en todos y cada uno de los aspectos que comunique. Y sí, estoy de acuerdo con que la persona que divulgue posea un buen cúmulo de conocimiento al respecto del tema sobre el que informa. Mas, tampoco ha de ser la que más sepa sobre ello, ni mucho menos. Evidentemente, ha de estar informada, ha de relacionarse con terceros que puedan asesorar y, así, hacer medrar el contenido divulgado; ha de divulgar desde el rigor, desde la solidez y, siempre que se salga de tal cerco, por ejemplo, para dar su opinión, debe esclarecerlo, apostillarlo. Pero, me reitero, no necesariamente ha de sentir que detenta un puesto que no le corresponde, pues siempre habrá más conocimiento por amasar, más cosas por saber y, considerarse experto en algo, meramente denota altivez, temeridad y, quizá, aunque suene irónico, cierta ignorancia.

Pese a que cause recelo, debemos afrontar el vértigo, debemos dar el paso y divulgar, ya que se requieren infinitud de divulgadores. En una sociedad donde los medios abundan, pongamos de nuestra parte, atrevámonos y saquémosle rendimiento.

Inclusive, justamente, en nuestra profesión, en la psicología, es indispensable que vaya en aumento el número de divulgadores, puesto que existe una visión bastante distorsionada de esta ciencia, tanto en lo que concierne a la población general, como dentro del propio gremio. Hemos de velar por una divulgación seria para que, así, la psicología, goce al fin del reconocimiento que amerita. Hemos de buscar la extinción de la parafernalia circense que difunden muchos gurús que, de la mano del credencialismo, amparados en su titulito, mancillan años de estudio y esfuerzo sin ningún escrúpulo.

 

Psicolibri

Diego Rodríguez es estudiante de Grado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, en el Centro de Enseñanza Superior Cardenal Cisneros. Interesado especialmente en el Análisis de Conducta aplicado a las organizaciones. Encuéntralo en Instagram como @psicolibri, en Twitter como @PsicolibriDR y en YouTube como «Psicolibrí Diego Rodríguez López».

 

Mi punto de partida nace de la curiosidad, mi historia me ha marcado de tal manera que intento <<disfrutar>> con aquello en lo que invierta mi tiempo, y para ello pienso que no hay nada como entender el porqué de aquello que haces. Esto nos lleva al presente, hoy me encuentro acabando el Grado en Psicología, en esta formación inicial de luces y sombras, es donde podéis encontrar mi porqué para divulgar contenido sobre psicología científica. En mi pequeña aportación trato de mostrarme tal y como soy, con dos objetivos principales: por un lado, promover la psicología científica dando a conocer referencias y fuentes bibliográficas que considero deberíamos tener en materia de filosofía científica y ciencia. Y, por otro lado, continuar mi aprendizaje, lo cual no deja de ser un recorrido habitual, pues el pensamiento crítico y la formación continua ya son deberes propios de todo alumno en cualquier disciplina.

Pienso que podemos identificar tareas de diferente dificultad y requerimiento a la hora de divulgar, esto significa que habrá distintas competencias y formatos, pero sin duda alguna, vivimos un contexto histórico donde la reivindicación de esta aportación de la psicología científica al propio circuito científico, y al propio oficio de esta disciplina, se torna esencial y urgente. En este papel, centrándome en aquellas tareas en las que sí puedo tomar parte, con cierta cautela y gran decisión, podemos entender que cualquier alumno que estudie de manera científica y rigurosa la psicología podrá contrarrestar aquellas afirmaciones donde no se vean plasmadas las premisas más básicas de este estudio, que aunque como objeto de estudio es tratado desde mucho tiempo atrás, tenemos situado el nacimiento de esta ciencia en aquel primer laboratorio de psicología experimental desarrollado por Wundt en 1879, lo cual hace vernos con poco recorrido científico, diciendo esto nada respecto a las aportaciones científicas que ya podemos valorar y reconocer, pudiendo argumentar sin problema alguno que, como toda ciencia, queda mucho trabajo por delante y muchos porqués en los que invertir nuestro tiempo.

Parafraseando el genial prólogo dedicado a este tema por parte del divulgador científico Óscar Huertas.Rosales en el libro Por qué creemos en mierdas (Nogueras, 2020):

“La ciencia, sin divulgación, es la mitad de la ciencia.”

“Divulgar a la sociedad es devolver a corto plazo lo que la ciencia genera a medio y largo plazo: conocimiento.”

Por último, pues yo probablemente no estaría escribiendo aquí sin los profesionales que sí acatan tareas difíciles en la divulgación, quería reivindicar el trabajo realizado por estos divulgadores e investigadores que, en este servicio al conocimiento y a la sociedad, no gozan de la calidad contractual digna que debe tener todo trabajador.

 

PsychoWhat

Edgar Artacho es psicólogo graduado en la UdG, muy interesado en la psicopatía y todo lo que ésta implica. Haciendo cositas en Instagram como @psycho.what_ y en Twitter como @edgar8_24. Listo para la aventura que supone investigar…

 

Me propone Javi que escriba acerca la divulgación de la psicología en redes. Desconozco si soy o no el indicado. Principalmente debido a que no me considero un divulgador, o por lo menos no fue esa mi idea. Empecé en Twitter, una red conocida por sus “intensos” debates y discusiones. Me creé un nicho, un lugar, empecé a hablar de lo que me gusta, de la psicopatía y de lo que me he formado, la psicología forense. Me di cuenta que las redes sociales son meras herramientas, altavoces. Gracias a las redes podemos popularizar un bulo, podemos usar esas redes para soltar odio sobre los demás… o podemos usar ese potencial de las redes para difundir conocimiento. Podemos aprovechar las redes para compartir conocimiento y para aprender todos. Y para mí eso es la divulgación.

Hay gente que sabe un montón, que lo sabe explicar genial pero que no divulga. ¿Por qué? Muchas veces la respuesta a eso es “en realidad no sé tanto” o “tengo miedo de equivocarme y que me corrijan”. En otros términos: “el síndrome del impostor”. Bueno. Llevo unos 10 meses en Twitter, y desde junio en Instagram, compartiendo y difundiendo mi opinión y conocimientos. En estos 10 meses no ha habido un solo día en qué piense algo como “no soy el adecuado para hablar de esto” o “hay gente que podría hacer eso mucho mejor”. Creo que precisamente son esos pensamientos los que te obligan a hacer una divulgación prudente y sensata, asegurándote de lo que dices. Creo, estoy casi seguro, que es mediante la divulgación como más aprendemos, tanto nosotros como los demás. Nosotros porque necesitamos preparar y formar la publicación (sea éste en el formato que sea) y los demás porque se nutren de esa formación a la que pueden contestar y pueden debatir.

Considero que hacer una buena divulgación no es sencillo, requiere de tiempo y preparación. También sé que nadie nace sabiendo y es solo mediante la experiencia que aprendemos. Te diría, lector/a, que te animaras a divulgar pero en realidad a lo que te animo es a que te expongas.

 

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PsicoHR

Carla Da Rocha es Psicóloga General Sanitaria y Máster en Recursos Humanos. Lo que en un principio puede parecer dispar, lo complementa en el mundo de la empresa, desde el Análisis de Conducta. Defensora acérrima de la evidencia científica y su aplicación para mejorar las organizaciones y generar un impacto positivo en las personas que en ellas están implicadas. Con esa intención nace el proyecto Psico HR: visibilizar un necesario cambio empresarial y todo lo que la Psicología puede aportar. Podéis encontrarla en su Web, Twitter e Instagram.

 

La idea de divulgar, etimológicamente hablando, supone acercar al público general el conocimiento técnico o especializado. En mi caso, en cambio, la iniciativa surge para hacer accesible y visible un área de trabajo y una perspectiva, que por su poca presencia parece inexistente, oculta de luces y fuegos artificiales de gurús.

Parece incomprensible que a día de hoy pueda existir dificultad por acceder a información, por encontrar recursos científicos para el trabajo en un campo determinado. Pensé que no debía ser posible, y a pesar de que yo era una neófita en el campo, no podía continuar sabiendo que otras personas podrían encontrar las mismas dificultades que yo, para entender y analizar la empresa desde una perspectiva científica y coherente.

En ese sentido, la divulgación se convierte en un fin en sí mismo y cumple diferentes funciones: democratiza el conocimiento, deshecha mitos, empodera, visibiliza –prácticas, áreas, técnicas, problemáticas…- y promueve el conocimiento científico frente al sentido común.

Hemos venido exigiendo culturalmente, como regla para regular el comportamiento “tener sentido común” y ahora nos movemos hacia “tener pensamiento crítico”. Como sociedad formamos parte del cambio, y como especialistas tenemos una responsabilidad para con los demás: dar la información de manera rigurosa, facilitar recursos y fuentes, plantear dudas, sembrar interés y hacerlo accesible. Son ingredientes que toda divulgación debe tener en cuenta para ser de calidad, pero no son los únicos, porque no debe escapar de la metodología: tener claro sus objetivos, su público, los medios y adaptarse a ellos, en constante cambio y actualización, como el conocimiento científico.

 

 

Psicoflix

Juanjo Macías, Darío Benítez y Jay Prasad forman este podcast de psicología para psicológos/as y una plataforma de formación en Psicología Basada en la Evidencia. Además de cursos, cada jueves por la tarde encontraréis un nuevo podcast donde se entrevista a distintos profesionales de la psicología, de los que aprendemos a ser mejores terapeutas. Podéis escucharlos en su web, en diversas plataformas de podcasting, así como a través de sus RRSS.

 

Llevábamos mucho tiempo hablando de querer divulgar, y un día almorzando se nos ocurrió la idea de hacer un podcast de psicología para psicólogos/as. Al principio teníamos mucho miedo, no sabíamos de qué íbamos a hablar, ni cómo se hacía, ni cómo íbamos a gestionar nuestro tiempo para llevarlo a cabo. Pero detrás había varios motivos de peso que nos empujaron a dar el primer paso: por un lado, la sensación de aprender muchas cosas teóricas en la universidad, pero a la vez no conocer nada de lo que ocurre en terapia; por otro lado, la presencia de pseudociencias en nuestra comunidad, si ellos pueden llegar a mucha gente, ¿por qué no podemos lograrlo nosotros desde la evidencia?

Sobre el “síndrome del impostor”, es una sensación que compartimos muchos divulgadores, y es normal, cada vez la divulgación es de mayor calidad y eso genera una mayor presión por hacerlo mejor. Lo importante es no dejarse llevar por los extremos (inseguridad / perfección absoluta), sino crear un contenido con el que estés a gusto y que se alinee con tus valores.

Además de luchar contra las pseudociencias, como profesionales no podemos dejar que ciertas pseudoexplicaciones calen en la sociedad, como por ejemplo, cuando relacionamos la causa de la depresión con la baja serotonina, o el supuesto beneficio de ciertos psicofármacos o ciertas prácticas en salud mental que conllevan un sufrimiento innecesario para las personas y generan iatrogenia. Ya solo por evitar esto último, merece la pena.

Debemos ser capaces de transmitir explicaciones científicas a los problemas cotidianos, y esto pasa por tener un conocimiento profundo de las bases del análisis de conducta. Una vez logrado esto, tenemos que intentar acercar este conocimiento al lenguaje cotidiano, a los problemas de la gente. Así evitaremos dar explicaciones vacías y lograremos que la sociedad entienda que la psicología es una ciencia y no algo que se hace de cualquier manera. Todo esto pasa por ser más responsables a la hora de divulgar, de aparecer en los medios o simplemente estar con tus amigos y tu familia y no ofrecer un conjunto de recetas mágicas para los problemas individuales o sociales. En ese sentido, una divulgación de calidad, además de ser rigurosa en el contenido, tiene que tener un envoltorio atractivo, intentando reforzar las aproximaciones sucesivas a la meta final.

 

ITEC

ITEC fue fundado por Rebeca Pardo, Carla Morales y Manuel García; y después creció con la inclusión de Elena Ballesteros y Juan Antonio Membrive. Tratan de aunar la práctica clínica con investigación, formación y divulgación. Leed más sobre ellos en su web, Twitter e Instagram.

 

Uno de los principales motivos por los que nos animamos a hacer divulgación es, precisamente, la gran cantidad de divulgación infame que hay. En este sentido, por mucho que haya gente con más nivel, hace falta que se sumen más voces para contrarrestar el efecto de la psicología pop, de salón o directamente la pseudociencia y mala praxis. Con impostores de ese calibre es fácil relativizar el papel propio.

La divulgación es importante en psicología (y en ciencia en general) por muchos motivos. Uno de ellos es no perder el norte; o sea, no apoltronarse en el sillón de la Academia y estar al margen de la gente. Hay que tender puentes, crear un lenguaje común, generar interés para que todo el mundo sepa qué es realmente la psicología (o la biología, o la física) y puedan mejorar su calidad de vida. Y, también, nos parece importante que haya comunicación entre profesionales. A menudo se dice que la psicología es una profesión solitaria, y la divulgación puede tender puentes para conocer a gente que vive a miles de kilómetros y que además es una gran profesional. Sin ese contacto funcionamos como islas inconexas, y gracias a él formamos un archipiélago (perdón por la metáfora cutre).

No nos atrevemos a decir cuál es la receta para la divulgación perfecta, pero sí nos parece imprescindible que sea:

–           Rigurosa. Basada en el conocimiento científico y, cuando se trate de opiniones, que se marque claramente como tal.

–           Accesible. Elige un público y haz que el mensaje le llegue, pero no intentes ser accesible para distintos públicos a la vez en un mismo mensaje porque los códigos son distintos.

–           Interesante. O sea, que quien divulgue lo haga de una manera que genere ganas de saber, no aburrimiento. Esto es esencial, porque hasta el detalle más extraordinario puede ser desoído si el ponente no tiene las habilidades pertinentes.

 

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Cuenta reivindicativa de un ser humano único, producto de su historia de aprendizaje y de su contexto. Psicología científica en Twitter e Instagram.

 

Llevábamos meses dándole vueltas al proyecto pero nunca parecía un buen momento para empezarlo. ¿Qué podemos aportar? ¿Estará a la altura el contenido? ¿Será lo suficientemente riguroso? ¿A quién queremos dirigirnos?…

La falta de una respuesta «perfecta» y un remix de reglas demasiado rígidas (en cuanto a contenido y expectativas) se convirtieron en los mejores elicitadores para el despliegue de conductas de escape/evitación de todo aquel estímulo relacionado con el proyecto. Ahí nos dimos cuenta de que habíamos conseguido condicionar aversivamente algo que, a priori, había nacido con la intención de disfrutar compartiendo conocimientos y recursos.

Lo explicamos en plan friki, pero gracias al análisis funcional de nuestras conductas de postergación, elaboramos una pequeña jerarquía que tenía como último ítem la publicación del primer post. Dispusimos nuestro contexto en favor de aumentar la probabilidad de emitir conductas de aproximación a nuestro objetivo y aquí el confinamiento ayudó mucho.

Lo contamos casi en clave de humor, pero consideramos que es bueno hablar abiertamente de estos procesos porque aunque seamos psicólogos también nos pasan estas cosas. Yo también me bloqueo y a veces me cuesta avanzar. También dudo de mí, me agobio y me estreso. Yo también procrastino.  La diferencia es que dispongo de recursos para afrontar estas «dificultades».

La disciplina la construimos y la destruimos los que estamos dentro de ella. Permitimos intrusismo y legitimamos, con nuestro silencio, contenidos teóricos e intervenciones alejadas de la rigurosidad científica.

No podemos aceptar pulpo como animal de compañía cuando hablamos de la salud de las personas. Permitir la existencia de astrólogos y alquimistas de la conducta es como pegarnos un tiro en el pie y seguir caminando mientras nos desangramos.

 

No será el mero paso del tiempo el que nos coloque como una disciplina seria, rigurosa y científica (nos duele que pueda verse de otra forma).

 

Es en este punto donde la divulgación ocupa un lugar estratégico, pues consideramos que es un medio muy potente y versátil (accesible e inmediato) para contribuir a este objetivo.

Nuestro deseo en el ámbito divulgativo es construir puentes de interés y de curiosidad genuina hacia la ciencia de la conducta. Buscábamos un contexto acogedor y visual, y nos propusimos no perder ni un minuto en “hatear” (no queremos condicionar aversivamente el paradigma que defendemos).

Nuestra intención es que nuestros posts discriminen conductas de aproximación hacia el análisis de conducta (tanto de legos como de estudiantes y profesionales), e intentamos hacerlo a través de un contenido digerible y ameno, pero sin perder ni una pizca de rigurosidad.

No entendemos divulgación sin rigurosidad. El formato puede ser más o menos bonito, colorido, original, minimalista, sobrecargado… pero el continente nunca puede opacar el contenido.

Tratamos de explicar los posts apoyándonos en los principios de aprendizaje, porque entendemos que es el camino. La divulgación tiene que fundamentarse, sí o sí, en conocimiento científico evidenciado, al igual que la propia práctica clínica ha de nutrirse del conocimiento que sale del laboratorio para el diseño de sus intervenciones. Sólo de esta forma conseguiremos construir en edificio sólido, estable y cada vez más eficaz, efectivo y eficiente.

Estábamos un poco cansados de frases que te invitan a soñar, de tips tan generales que podría decirlos tu vecina y de remedios fáciles e inmediatos para problemas psicológicos. Este tipo de contenido es solo otra piedra más para un tejado que está cerca de venirse abajo. El sentido común y el “a mi me funcionó” no vale, eso no es psicología.

 

Tuquerespsicóloga

Carolina Trujillo Sánchez es Psicóloga General Sanitaria, máster en Terapia de Conducta y máster en Terapias de Tercera Generación. Actualmente desempeña su labor clínica compatibilizándola con su actividad investigadora en el grupo ACOVEO y con su actividad divulgadora en diferentes medios digitales. Encuéntrala como ‘tuquerespsicologa’ en Instagram y YouTube.

 

Como ser social que soy y parte muy activa dentro del mundo tecnológico, la idea de crear una marca personal con presencia digital llevaba mucho tiempo rondando en mi cabeza. El síndrome del impostor es una etiqueta que no añade nada ni está fundamentada. Prefiero hablar de “inseguridades” entendidas como respuestas condicionadas de malestar ante pensamientos anticipatorios sobre la realización de una tarea, ante la ejecución de la misma o incluso tras realizarla. A menudo digo en terapia que nadie se siente seguro dando grandes pasos y que la mayoría de nosotros acabamos haciendo cosas que nunca pensamos que lograríamos. Por lo tanto, a mí me ayudó mucho contar con la inseguridad como una acompañante desagradable a la que no le iba a permitir que frenase mis pasos. Cuando tengo pensamientos sin fundamento que me hacen sentir mal respecto a mi divulgación, me digo “bueno pues ya ha venido la inseguridad, tú sigue”. Supongo que pongo en extinción a ese tipo de pensamientos y sigo trabajando (aunque no sea fácil).

 

Creo que hay que diferenciar la importancia de algo de la necesidad de que todos acabemos estando ahí. Desde mi punto de vista, hay excelentes profesionales que no son divulgadores y excelentes divulgadores cuya profesionalidad brilla por su ausencia. Si me das a elegir, prefiero a psicólogos bien formados que a divulgadores. Para ser buen divulgador basta con tener un mínimo habilidades comunicativas, saber algo de márketing y tener tiempo pero para hacer una divulgación calidad tienes primero que ser un profesional de calidad. Eso implica tener una formación sólida en constante actualización y no perder jamás el espíritu crítico ni la capacidad de escuchar (lo cual en redes suele brillar por su ausencia). Por tanto, desde mi punto de vista, los cimientos de una divulgación de calidad son el profesional formado que hay detrás porque el repertorio de “conductas divulgativas”, con cierto entrenamiento y exposición se aprenden relativamente rápido mientras que las conductas implicadas en ser un profesional de calidad se consolidan durante  años y es un entrenamiento para toda la vida.

 

Conducteam

Antonio Mata y Rafa Pezzini, en este momento estudiantes de 4° de Psicología en la Universidad de Granada (España), Divulgan psicología científica desde el análisis conductual. Encuéntralos como @conducteam en Twitter, Instagram y también en su web: conducteam.com, donde podrás encontrar todo tipo de contenido sobre análisis de la conducta (posts, libros, artículos…)

 

El primer paso no fue difícil para nosotros, ya que creamos la plataforma un poco con la idea de “vamos a poner cosas por Internet y a ver qué pasa”. Con toda sinceridad, que a día de hoy nuestra actividad divulgativa en redes siga más viva que nunca pasa, simplemente, por la buena acogida que tuvo entre nuestro minoritario público inicial. Cuando tus primeros seguidores son tus “ídolos”, el contexto se pone muy a tu favor, incrementando el valor asociado de nuestro trabajo, tanto para el público que nos ha conocido durante los últimos meses, como para nosotros mismos.

Probablemente, si hubiéramos comenzado a divulgar contenido “científico”, incluyendo los errores que hemos pulido a lo largo de los últimos meses, y por ello, hubiéramos recibido las severas correcciones en masa que reciben algunos compañeros que se inician en la divulgación, nuestro proyecto habría muerto. No estamos de acuerdo con el contexto crítico al que algunos principiantes son expuestos en sus inicios divulgativos en psicología, y para nosotros, una buena divulgación de contenidos no solo pasa por afirmar que la divulgación en redes es algo “muy necesario para el futuro profesional del psicólogo”, sino por el intento de crear una comunidad sana, en la que la divulgación sin acoso, y llena de debate con fines académicos, cobre el protagonismo del que apenas disfruta la divulgación en psicología.

Nunca antes fue tan “fácil” que, teniendo buenas ideas, te vaya bien creando contenido digital. Si eres consciente de todo este cambio de contingencias globales y tienes un tiempo que te puedes permitir, crear contenido por internet debería ser casi una obligación. Aún así, debemos dejar claro que, si bien necesitamos que el número de divulgadores en redes sociales se incremente, para generar un mayor alcance a un público objetivo, la divulgación en psicología no está hecha para cualquier graduado en psicología.

Una divulgación de calidad en psicología, en nuestra opinión, debe buscar un equilibrio entre el empleo de terminología sencilla y divulgativa (entendible para prácticamente cualquier persona ajena a la psicología), y un lenguaje técnico y riguroso repleto de definiciones apropiadas. No todos los graduados están dispuestos a gastar muchísimo tiempo preparando contenido y generando propuestas nuevas; tiempo que podrían emplear en ver una serie o hacer otras actividades más reforzantes a corto plazo. Además, no todo el mundo se siente cómodo justificando todo lo que afirma, y tampoco todo el mundo puede permitirse el lujo de admitir que está equivocado en ciertas ocasiones, por las consecuencias que eso podría tener. Es por ello que el ratio de divulgadores en psicología científica es bastante reducido a día de hoy.

 

 

Por poner la guinda a este bonito pastel, considero que a partir de aquí divulgar es un tema de adaptación. Valorar que opción es la que mejor se ajusta a lo que queremos contar y, casi más importante, al cómo queremos hacerlo. Medios sobran y debería ser prácticamente una responsabilidad el dedicar un pequeño porcentaje de nuestro tiempo a ello. Siempre sabiendo que no solo estaremos utilizando nuestro micrófono, sino el de toda la Psicología que hay detrás.

Ya no es una cuestión de seguidores, impacto o potenciales clientes. La profundidad implica a toda nuestra disciplina, una ciencia que no es precisamente bien conocida, muchas veces debido a que es mal explicada y, en consecuencia, mal tratada y utilizada. Pueden parecer granos de arena, pero las comunidades están para eso, para alcanzar cotas a las que solo no se podría llegar. Queda mucho y más que a modo de crítica, mi objetivo con este texto es promocionar una valiosa vía de aprendizaje mediante la Psicología. Simplemente espero que dentro de vuestras necesidades y las razones que os hayan llevado a llegar hasta aquí (¡GRACIAS!) os haya servido.

Os dejo por aquí los otros dos posts que he hecho utilizando este formato colaborativo. Nos seguimos leyendo.