Ya tenía pensado escribir este texto desde hace tiempo, pero este titular fue el detonante de lo que aquí estás leyendo. Básicamente decía (por si no os apetece pinchar en el enlace) que: ‘El elogio debilita y la autocrítica fortalece’. Obviamente esta afirmación carece de cualquier sustento que se pueda considerar válido, efectivo o meramente útil. Pero entonces, ¿por qué continúa tan presente entre los contextos deportivos? Acompañadme en este bonito día.
Por desgracia de muchos, el título de este post es una de las preguntas (y a veces incluso afirmaciones) del millón. El constante debate sobre si el excesivo uso del reforzamiento positivo no hace más que soldar el hoyo en el que las ‘nuevas generaciones’ se encuentran ahora. Un precioso espacio etiquetado de ‘blando, fácilmente frustrable y carente de motivaciones a largo plazo’. Pero si una generalización con otra se contestara supondría un acercamiento, hacia la escritura de estas palabras, algo osado por mi parte. Así que vamos a profundizar en las consecuencias que puede tener el dejarnos llevar por unas prácticas instauradas más por el tinte histórico de su uso que por su respaldo científico y, en consecuencia, aplicado.
¿GENERALIZAMOS por encima de nuestras posibilidades?
De un tiempo a esta parte, he experimentado algunas interacciones en twitter donde el punto de partida se originaba en una percepción personal de este descenso en la ‘dureza’ de las generaciones jóvenes. Cosa que no dudo, pero tampoco afirmo. Lo que si quiero es plantear un escenario donde se pueda participar de una manera activa en estos supuestos comportamientos. Por ejemplo, si como entrenador no considero que el nivel de implicación del equipo sea el adecuado ¿qué hacemos? ¿Culpar a sociedades y al entorno familiar? ¿o tomar parte en la educación deportiva y personal de la gente que tengo a mi cargo?
Una cosa no quita la otra, pero muchas veces el remedio está siendo peor que la enfermedad o, simplemente, está implicando un peligroso alejamiento de la solución. Contrarrestar ese supuesto exceso de elogio, sobre y mal utilizando el castigo es lo último que deberíamos hacer, así que planteemos algunas alternativas.
¿Por qué hago lo que hago?
Pero más que venir a defender el uso del elogio frente a la reprimenda (luego veremos porqué hay que tener cuidado con esto) vengo a comentar por qué debemos ser cautos con las herramientas que utilizamos a la hora de entrenar. Con esta cautela entiendo el encontrar un ‘para qué’ en todo aquel comportamiento que apliquemos con un objetivo determinado. Es decir, da igual que sea un aspecto táctico, técnico, físico o psicológico. Toda directriz, planteamiento, plan de acción u objetivo tiene como fin la MODIFICACIÓN de un COMPORTAMIENTO ¿no? Sea este la mejora del balance defensivo, el ocupar mejor los espacios en el ataque contra zona, ganar mayor movilidad para prevenir lesiones o implementar vías comunicativas más reforzantes para los jugadores.
Es necesario hacer hincapié en un aspecto importante.Dentro de esa modificación de conductas, tanto el REFORZAMIENTO como el CASTIGO son PROCEDIMIENTOS, no son elementos que estén presentes de manera palpable y visible en nuestra práctica diaria. Es decir, que algo sea reforzante o aversivo lo vamos a saber en función de si cierto comportamiento aumenta o disminuye en frecuencia, intensidad o duración.
Esto es muy distinto a las connotaciones ‘sociales’ que han adquirido (cuando decimos ‘estás castigado’, por ejemplo). No castigas ni refuerzas personas o maneras de ser, lo haces en base a conductas que quieres cambiar. Entendiendo por cambiar algo como la mejora, reducción o eliminación de cualquier conducta. Un simple elogio (‘qué bien lo estás haciendo’ p.ej) puede no tener características reforzantes de por sí.
Utilizar un instrumento u otro se convierte en el proceso que seguimos a la hora de conocer las maneras (elementos o variables) mediante las cuales podemos alterar un comportamiento. Otro día profundizaremos en las diferencias entre Refuerzo, Reforzador y Reforzamiento, mientras podéis echar un vistazo a este vídeo de mi colega Diego, que lo explica de maravilla.
La Psicología NO DEMONIZA el CASTIGO
Con este texto, mi objetivo es generar conciencia sobre la necesidad de aplicar la práctica en base a las implicaciones que tiene lo que hacemos (y dejamos de hacer) en una pista. Reiterándome, ni un reforzador positivo ni un castigo positivo son beneficiosos o aversivos de por sí, respectivamente. Lo »bueno» o »malo» es lo que hacemos con ellos.
Un ejemplo de esto lo podemos sacar en base a esta investigación. Los resultados de ambos estudios plantean la pregunta acerca de si el nivel de competencia (deportiva) puede afectar al efecto del FEEDBACK. Le dieron retroalimentación tanto positiva como negativa a sujetos sin experiencia: los resultados fueron contundentes a favor del positivo (García, Cacedo y Castaño, 2020) Pero replicaron el estudio con jugadoras internacionales de balonmano, apareciendo ligeras diferencias favorables al negativo (García, Cacedo y Castaño, 2020)
¿Qué podemos interpretar con esto? Concluyendo e hilando con lo que escribo, el hecho de reforzar por reforzar no tiene porqué ser efectivo en deporte de alto nivel (ni en formativo) Ya que se utilizaron falsos feedbacks comparativos («lo estás haciendo muy bien, vas a estar entre los mejores» (positivo) y «lo estás haciendo muy mal, vas a estar entre los peores» (negativo)) independientemente de su rendimiento real.
Por tanto, apuntamos a que sea un aspecto más relacionado con:
- El historial de ese reforzador con respecto a las jugadoras y al equipo.
- Si ha habido una habituación a reforzadores positivos generalistas (elogiar por elogiar) y poco individualizado (“vamos”, “qué bien”, “ánimo”…)
- Si realmente ese feedback negativo está siendo más efectivo por la poca o nula capacidad del positivo o porque realmente es efectivo a la hora de generar picos de activación y/o retorno de niveles estables de concentración.
En IDENTIFICAR está la VIRTUD
Sirva esto como cierre, podemos considerar que no es tanto el “qué” se hace (reforzamiento o castigo p.ej) sino el “cómo” (metodología, identificación, frecuencia, situación…) tanto en deporte profesional como formativo. Por lo tanto, si queremos generar aprendizaje (¡¡¡RENDIMIENTO!!!), debemos plantear un escenario donde haya tiempo para detectar <<PORQUÉS>> mientras profundizamos y explicamos los <<PARA QUÉ>>. De todas maneras, continuaremos profundizando sobre este tema en otro post, con las connotaciones del castigo y porqué, aunque desarrollemos correctamente su utilización, hay que tener cuidado a la hora de implementarlo.
Recordad, un entrenador no tiene porqué ser psicólogo, pero sí saber de Psicología. Entrenar significa modificar.
To be continued…
PD: para algo más de info sobre por qué el elogio NO debilita: Effects of teachers’ praise-to-reprimand ratios on elementary students’ on-task behaviour (Caldarella, Larsen, Williams, Downs, Howard, Wills & Wehby. 2020) entre otros. Pregúntame sin problema.
PD2: El 27 de dicembre organizamos en Aula Veritas un clínic sobre los aspectos técnico-tácticos, físicos y psicológicos implicados en la defensa del Pick&Roll. Os dejo aquí tanto el cartel como el formulario de inscripción. ¡Os espero!