Psicología Deportiva, los que me leéis sabéis de sobra lo que amo. Intento buscar vías de generar debates sanos y , sobretodo, construir altavoces en otro tipo de espacios, algo alejados de la efimeridad y las cámaras de eco siempre presentes en las redes. Estas últimas, pese a que son las autopistas de mis publicaciones, el coche lo llevo yo. Y voy muy despacio, ya aviso.
Esta es la cuarta vez (os dejo aquí la última) que me reúno con compañerxs que, pese a no conocer en persona, me aportan un valor como profesional de incalculable valor. El tema importa menos, es la excusa. Hablando, parando un poco, pensando sobre cuál es el siguiente puerto donde debe derivar el buque de la Psicología en general y el barquito de la Deportiva en concreto. Como diría Gandalf, ‘Y en los albores de la tempestad vuelvo a vosotros’ con una temática y participantes más que interesantes, porque… en la era de la información y el intrusismo:
¿Psicología Deportiva: qué hacemos con la formación?
Esta vez me gustaría hacer algo enfocado al debate, que más de una vez ha surgido en twitter, sobre las formaciones adecuadas para un psicólogo deportivo y de qué manera nos pueden ayudar estas en la práctica. Como es obvio, muchas giran en torno al MPGS/PIR sí o no, pero también hay otras que han salido a colación. Debemos tener en cuenta que la Psicología Deportiva no se acoge a ninguna corriente específica, pero eso no nos exime (desde mi punto de vista) de profundizar en la investigación alrededor de nuestro campo, como de aquella corriente a la que más nos apeguemos, buscando siempre la mejor y más responsable aplicación de la misma.
Creo que es algo que, pese a un complicado acuerdo, se debe de hablar y al menos reflexionar. La Psicología Deportiva no deja de ser una disciplina joven, actualmente poco y mal regulada. Además, y no tengo ningún reparo en barrer para casa, creo que nos falta mucha formación en análisis de conducta aplicado, ya no al campo puramente deportivo, sino a la propia detección de necesidades y dificultades, intrínsecas al contexto en el que nos movemos. Algo puramente educativo y social. El poco protagonismo REAL de la psicología aplicada al deporte no es un reflejo de ausencia de lógica o de dinero. Bien es cierto que en más de una ocasión es la excusa perfecta, pero envuelta esta de consecuencia, siendo la causa toda la historia de aprendizaje que cada persona o colectivo tiene entorno a nuestra disciplina.
Me explico, jamás debemos de olvidar que no es común ser educado en pedir ayuda. Para más inri, el deporte potencia el individualismo y una resiliencia llena de humo, que en demasiadas ocasiones finaliza en bucles aversivos y desadaptativos para el rendimiento. No vendemos eficacia en el corto plazo, que es la necesidad más potente. Teniendo en cuenta esto y sin obviar nuestra responsabilidad de seguir acercando una Psicología científica, cercana y de calidad, hemos de tomar otro tipo de perspectiva más global y enfocada al contexto en el que nuestra ciencia ha brotado en el deporte, en lugar de hacernos preguntas cíclicas relacionadas con ciertos porqués, que lo único que hacen es alejarnos de lo importante y minar nuestras fuerzas.
Esto que vengo comentando lo expongo de una manera menos técnica, pero no por ello menos válida, en este hilo. Os sirva de calentamiento o no, dejo aquí los 7 platos fuertes personificados en 7 pedazo de personas, luego profesionales. Estáis en buenas manos, nos vemos a la salida. Sed buenos.
‘Allá donde crece el peligro, crece también la salvación’ (Friedrich Holdering)
Sau Vasaris
Psicólogo deportivo por la zona de l’Empordà y provincia de Girona en general. Después de graduarse (UdG) y hacer el Máster en psicología del deporte por Florida Universitaria, decidió especializarse su aplicación al fútbol. Después de varias temporadas en distintos clubes decidió cambiar al baloncesto trabajando en el C.E.Vilafant, donde lleva 2 temporadas y preparando ya la 3a. Puedes encontrarlo y reflexionando crítica y habitualmente en su twitter y en su web.
Creo que hay varias maneras de trabajar desde la psicología deportiva y según cómo o qué se quiera trabajar dependerá la formación complementaria, siendo la básica (y obligatoria) siempre la misma:
- Carrera en Psicología (grado o licenciatura).
- Máster en psicología del deporte y la actividad física.
La Carrera y el Máster deben ser obligatorios para empezar a ejercer, centrándose en los aspectos aprendidos durante estos estudios, en caso de querer trabajar más áreas, formarse en ellas de manera reglada.
Alguien que no tenga la carrera de Psicologia no tendrá el conocimiento científico ni la formación para trabajar ningúna variable psicológica, por lo que, desde el deporte, se debería evitar cualquier profesional sin esta base por muchas formaciones que tenga (coaching, Mindfulness, PNL, etc.) por dos razones simples: la necesidad de una base científica para conocer los procesos naturales y cómo afrontar posibles problemas que puedan surgir a demás del cumplimiento del código deontológico que tiene cualquier psicólogo y no tendrán estos profesionales que no han cursado la carrera.
Tener el MPGS o PIR también será un plus y podrá ayudar en el aspecto clínico, pero no debería ser obligatorio. Los psicólogos somos o deberíamos ser suficientemente responsables para saber qué o con quién podemos trabajar y si no tenemos la formación adecuada, derivar a un especialista en la materia.
También pueden ser muy útiles el máster en neuropsicología, psicología de la educación, conducción de grupos y tantos otros que pueden tener relación a entidades deportivas y deportistas de todo tipo.
Cómo he dicho antes, depende de qué y con quién se quiera trabajar ya que cambiará mucho si es en deporte de formación o alto rendimiento, de manera aplicada o como objeto de estudio, soporte en aspectos clínicos o psicología social en trabajo interrelacional, etc.
Formarse específicamente en el deporte concreto en el que se quiera trabajar también puede ayudar, ya sea en psicología aplicada o incluso con el mismo título de entrenador para conocer qué busca y qué formación tienen los profesionales con los que vamos a trabajar.
Formaciones complementarias hay varias y resultarán muy útiles según cómo se va a trabajar, pero deberían ser siempre fomentadas en las ciencias de la psicología y/o la actividad física, ya que son los campos dónde trabajaremos. Es decir, evitar pseudociencias o formaciones sin una base teórica que ofrezca un trabajo serio y con las garantías que ofrece la ciencia en si.
Ale Sabarit
Graduado en Psicología y máster en Investigación en Actividad Física y Deporte por la UMA. Actualmente, realizando el Doctorado en Psicología en la línea de actividad física, rendimiento, gestión y salud. Carne de divulgador top y fanático del conocimiento en su twitter e instagram.
Para comenzar, partiré de la premisa acerca de que la psicología aplicada al deporte debe poseer su propia formación específica y reglada que dé respuestas a las necesidades que se presentan en su campo de actuación, configurándose una figura definida y especializada, con el objetivo de crear un cuerpo de profesionales competentes que pongan a la psicología en buen lugar, así como evitar el intrusismo y la mala praxis.
En cuanto a la oferta formativa actual, es frecuente encontrar másteres que se centran en un bloque específico, pero que descuidan otros tantos fundamentales. Incluso, los hay que no incluyen prácticum alguno. Es por ello que consideraría interesante la creación de un máster de psicología aplicada al deporte que cubriera tales carencias. En mi opinión, una formación completa debería abarcar campos tales como la psicología básica, la investigación, la psicología social y de los grupos, técnicas de evaluación e intervención aplicadas al deporte, programas de trabajo en lesiones y retirada deportiva, así como pedagogía orientada a la intervención con jóvenes y a la formación de padres y entrenadores. Por último, aludiendo a la frase “dímelo y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”, considero imprescindible contar con un prácticum que facilite el acercamiento al plano laboral. Una enseñanza de calidad a tal nivel, con vistas a la inserción laboral, debe contar con dos pilares básicos en el aprendizaje, como son la observación y la instrucción (o práctica guiada). Esto es, poder contar con un modelo o referente que oriente al estudiante en su formación.
Para concluir, finalizaré resaltando brevemente dos puntos que considero de gran importancia para el avance de la profesión: en primer lugar, la importancia de llevar una formación autónoma planificada que solvente las carencias que puedan encontrarse en la educación actual. En segundo y último lugar, la necesidad de divulgar y acercar los conocimientos y la práctica profesional con dos objetivos, dar visibilidad al público general, y ofrecer una orientación que sirva de referencia para futuros profesionales.
Martina Čubrić
Estudió psicología en la IE University de Segovia, especializándose en psicología deportiva en la UAM. Actualmente trabaja como psicóloga deportiva de MAD Lions para 3 equipos: dos de League of Legends (LEC y SLO) y CS:GO. A su vez, forma parte de ‘Court Vision’, un startup croata que ofrece trabajo multidisciplinar para jugadores de baloncesto. Acércate a su trabajo en twitter,
Desde mi experiencia trabajando con deportistas y gamers, considero que es bastante útil conocer las técnicas de las terapias cognitivo-conductuales, principalmente la reestructuración cognitiva. Sin embargo, creo que con la mayoría de los casos se pueden utilizar estrategias de psicología deportiva, por ejemplo trabajando las creencias limitantes.
De todas maneras, personalmente me gustaría tener ambas especializaciones porque así tendría una visión más amplia que me ayudaría a la hora de trabajar, especialmente en los esports donde hay muy pocos psicólogos clínicos.
Los psicólogos deportivos estamos a mitad camino de ser líderes de la preparación mental de los deportistas y darnos el valor que nos merecemos dentro de las organizaciones y clubes deportivos. Nuestro objetivo es ser una parte integral del coaching staff (incluidos los entrenadores, fisios, nutricionistas, etc.) de cualquier equipo competitivo, con unas funciones definidas en un ámbito determinado.
La práctica que más me ha acercado a las terapias de la tercera generación es la TAC – Terapia de Aceptación y Compromiso (the Association for Psychological Therapies – APT) que me ofrece muchas herramientas a la hora de trabajar la resiliencia de los jugadores y la gestión emocional. Es más, personalmente es la estrategia número 1 que aplico en mi día a día. Cara sonriente con ojos sonrientes. También, creo que los psicólogos deportivos en el ámbito aplicado tienen la oportunidad importante de formar puentes entre lo aplicado y lo experimental, colaborando con los investigadores que nos pueden ayudar a conseguir esa validez científica.
Brenga Psicólogas
Proyecto compartido de dos psicólogas que actualmente se están especializando en Psicología del Deporte. María José Morillas y Sandra Bastian se conocieron en el club de fútbol Trival Valderas, donde ambas estuvieron haciendo un programa de prácticas. Ligadas al deporte a un nivel personal, la experiencia las convenció de que también querían deporte a nivel profesional. En Brenga, crean contenidos de divulgación de Psicología del Deporte, basándose en sus conocimientos académicos y en todas sus experiencias personales como deportistas.
Aunque pueda parecer redundante, lo más importante a la hora de dedicarse a la Psicología deportiva es ser psicólogo. Y es que encontramos a muchas personas que, solo por haber hecho algún cursillo o leído algún libro, creen poder suplir el rol del psicólogo propiamente dicho. No, un entrenador no puede ser el psicólogo. Tampoco el preparador físico. Pensad en un hospital, ¿creéis que un traumatólogo puede ayudar a una persona con ansiedad? En el contexto deportivo, ocurre lo mismo. Uno de los principales problemas es que la psicología deportiva es una rama muy nueva de esta ciencia, por lo que se encuentra mucho intrusismo y, sobre todo, un cierto desconocimiento de aquello que hay que estudiar para prepararse. Aunque en la actualidad hay másters muy buenos para formar a un futuro psicólogo deportivo, la gente no sabe qué tiene que hacer, o qué le van a pedir para que le contraten en algún equipo deportivo.
Ahora bien, ¿Psicólogo sanitario si o no en el ámbito deportivo? Como siempre decimos…depende. Por supuesto, cuanto más sepa el psicólogo, estará más enriquecido y dispondrá de más recursos a su alcance. Sin embargo, la psicología se puede trabajar desde “dos lados”: el primero, el que todos conocemos, el trabajo psicológico desde lo “negativo”, es decir cuando hay síntomas que generan un “problema”. Y en segundo lugar, un poco menos conocido: el trabajo desde lo “positivo”, enfocado a la mejora, crecimiento y optimización.
Normalmente, la Psicología del Deporte interviene en este segundo ámbito, buscando aumentar el rendimiento de los deportistas. Por experiencia, decimos que esto es lo que nos hemos encontrado. Y lo habitual es que, cuando aparece del lado “negativo”, se pueda derivar a un psicólogo clínico externo al equipo y especializado en ello.
Según esto, podríamos pensar que una formación de calidad en Psicología del Deporte, con técnicas reguladas y basadas en la evidencia científica, serían la condición necesaria para que un profesional pueda denominarse de tal forma. Tiene que ser un conocimiento específico para trabajar en este ámbito, enfocado sobretodo en el rendimiento, y aunque pueda ser útil tener otros conocimientos complementarios, deberían ser eso, complementarios y no una condicio sine qua non. Por último, queremos resaltar de nuevo la importancia de frenar el intrusismo que encontramos, y aprovechamos para repetir que lo primero es que este profesional sea un psicólogo. Por muy bien que les suene a algunos la palabra “coach”.
María Espinoza
Psicóloga Deportiva por la UAM y amante del deporte desde que tiene uso de razón. Comparte e intenta hacer llegar todo lo que los psicólogos del deporte pueden aportar para mejorar el rendimiento y bienestar de las personas que realizan o se dedican al deportes en @merypsicologa. Fundadora de Logro Personal junto con su compañera @messiapsicologa
Me gustaría comenzar esta pequeña reflexión, con una frase que me dijo en la primera sesión, un entrenador con el que tengo el gusto de trabajar: “zapatero a sus zapatos”. Este dicho me lo comentó refiriéndose a que él era experto en entrenar la técnica y táctica de su deporte en concreto, pero creía necesario trabajar con alguien que se encargase de la parte mental, es decir, necesitaba un psicólogo/a deportivo.
Y yo extrapolo este dicho a esta reflexión, en cuanto a que, en mi humilde opinión, el profesional que se ha formado estudiando el Grado de Psicología, con su posterior Máster en Psicología de la Actividad Física y el Deporte, creo que tiene un conocimiento amplio y puede desarrollar y ejercer un trabajo profesional y de calidad con todas las personas implicadas en el mundo deportivo. Cuando hablo de calidad, también me refiero a saber dónde están nuestros límites, derivando si fuese necesario, casos en los cuales encontremos aspectos que se escapan del campo deportivo y pertenecen al campo clínico, por ejemplo.
Por lo que no veo imprescindible ser psicólogo/a clínico para hacer un trabajo adecuado como psicólogo/a deportivo, pero por supuesto, puede ser beneficioso en casos como el mencionado anteriormente, para que no haga falta una derivación. Creo que todo conocimiento nunca resta, siempre suma si está bien aplicado y adaptado al contexto en cuestión, por lo que tener una formación en clínica puede ayudar a tener más herramientas para aplicar en el campo deportivo.
Ante todo, creo es nuestro deber es ser autodidactos/as, es decir, estar en constante aprendizaje y reciclaje de todo lo nuevo que va saliendo en nuestro campo y que puede ayudar a potenciar aún más nuestro desempeño.
Por último, me gustaría recalcar que no podemos olvidar que somos profesionales de la psicología, y no debemos “pecar” en implementar técnicas sueltas, sino ser rigurosos y realizar un buen proceso de evaluación, tratamiento y seguimiento, poniendo en primer lugar las necesidades de la persona con la que vamos a trabajar y adaptar nuestro trabajo a lo que mejor le funcione a cada persona en concreto.
María Recuenco
Estudió psicología en la UAM. Con el objetivo de ir formándose dentro de un marco científico, realizó el Máster de Terapia de Conducta en el Instituto Terapéutico de Madrid. Se fue especializando además en el ámbito clínico realizando el MPGS en la Universidad Internacional de Valencia.
Ha ido desarrollando su labor clínica en diferentes áreas tanto en el ámbito público como privado en el tratamiento de diferentes problemáticas.
Actualmente compagina la práctica clínica con la formación universitaria a alumnos de grado y máster y con la divulgación en redes sociales.
La psicología sigue siendo una ciencia novedosa, esto nos trae problemas y dificultades, como la contaminación de las pseudociencias y el intrusismo. Si algo tenemos que hacer actualmente, y en conjunto, es establecer unas directrices hacia la buena práctica.
En relación a lo comentado anteriormente, aparecen numerosos debates sobre los requisitos para la práctica en las diferentes áreas en psicología, como son la educativa o la clínica, actualmente encontramos un área joven y novedosa como es la psicología deportiva, experimentando esos primeros pasos que hemos visto de una ciencia novedosa.
Mi opinión sobre los requisitos para la buena práctica en cualquier disciplina concreta de la psicología -como puede ser, por ejemplo, la psicología deportiva- va encaminada hacia la base científica y universal que debería unificar cualquier disciplina específica de la psicología. No debemos olvidarnos que la psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano; esto se encuentra estudiado desde unos principios científicos muy concretos. Si algo hacemos el ser humano es comportarnos, nunca dejamos de hacerlo; por lo tanto, no debemos dejar contaminarnos por la “psicología popular” que nos rodea, sino basar cualquier práctica desde estos principios científicos.
Esta formación científica debe comenzar en las facultades, antes de cualquier especialización en las diferentes disciplinas posteriores. Es decir, aplicar una psicología científica debe ser base obligatoria, y posteriormente la especialización en diferentes disciplinas, pero siempre con esta base científica (no nos olvidemos que psicología solo hay una, aquella que estudia el comportamiento humano mediante unos principios científicos).
Así pues, respecto a la psicología deportiva, el primer requisito sería una formación base científica, idealmente desde las facultades, para después poder especializarnos. Respecto a si considero como requisito ser psicólogo sanitario o clínico, más que obligatorio creo que podría ser beneficioso; si es cierto que actualmente la práctica científica es más frecuente en el ámbito clínico, por lo que si como he dicho anteriormente esto pudiese cambiarse (debe cambiarse), los requisitos cambiarían, dejaríamos de “dar palos de ciego”, reduciendo la “titulitis” actual, y favoreciendo una práctica profesional adecuada, en favor de los profesionales y el objeto de su trabajo, la sociedad.
Finalizadas las acertadas anotaciones de mis compañeros y por mi parte, no tengo pensado añadir mucho más de lo que he expuesto en los primeros párrafos. Veo básico esforzarse por profundizar en todo aquel conocimiento que conlleve una mejor y más competente aplicación a su respectivo deporte. Como dice Jota Cuspinera, entiendo que como profesionales de nuestra disciplina debemos de alcanzar un producto mínimo viable (lo que sería en nuestro caso los conocimientos teóricos de la psicología aplicada al deporte) , para luego poder valorar el salto de calidad de todo aquel conocimiento transversal que atraviesa el deporte como disciplina social y global, sea este relacionado preferiblemente con la psicología, por el impacto, pero teniendo en cuenta otros muchos aspectos que ayuden a afinar el tiro, como ya hablaba al inicio de este texto. Resumo esto con una cita de Marino Pérez (2020)
‘¿Qué hay de la evidencia basada en la práctica, de la prudencia y del sentido común?’
Unida esta a una actitud científica que entienda y prime a la persona antes que al deporte como entidad. Poco más, hiperespecialización siempre, pero primando la responsabilidad profesional del colectivo.
¡Y AHORA QUE YA HAS LLEGADO HASTA AQUÍ ATIÉNDEME DOS COSAS POFAVÓ!
COSA 1: el próximo mes de junio, en concreto de los días 7 al 10, tendrán lugar en modalidad online las III Jornadas de Psicología y Baloncesto, organizadas por Florida Universitaria, David Llopis a la cabeza, y coordinadas por un servidor. Os dejo enlazada toda la información sobre ponencias, objetivos y metodología, anunciandoos previamente que este año hemos podido implementar la opción de adquirir las 12 grabaciones en el caso de que así lo quisierais o porque simplemente no tuvierais la opción de asistir en los días previamente mencionados. Espero poder veros y contar con vosotros en este proyecto, dedicado tanto a entrenadorxs, jugadorxs, directivxs y psicólogxs.
ENLACE III JORNADAS PSICOLOGÍA Y BALONCESTO
COSA 2: si quieres verte beneficiado por un jugoso descuento para estas III Jornadas, te animo a que te pases por el último episodio de Psych&Roll y te quedes hasta el final (ya me dirás que te parece). Por otro lado, si ya has asistido a alguna de las dos ediciones previas, revisa tu correo porque seguramente tengas un regalito bastante especial.
Cualquier duda o información que queráis obtener podéis escribirme por redes sociales o a mi correo: info@javierhernandezferron.com