Leí hace poco que ‘la felicidad no es un asunto que se pueda resolver. La pregunta qué es la felicidad es un pseudoproblema alimentado por la industria de la felicidad’

Esta frase es de Eparquio Delgado, psicólogo, comentando acerca del día internacional de la felicidad y ¿por qué hay un día internacional de la felicidad? No lo sé. Ni siquiera sé realmente qué es la felicidad. No vengo a hablar de eso, lo que sí sé es lo que no es (creo)

Por ejemplo ‘felicidad’ no es lo que sale en la primera página de google (el secreto de la felicidad, 7 ingredientes para cultivar tu felicidad, 12 frases filosóficas de gran felicidad y un largo y vomitivo etcétera…)  Al final siempre la acabo echando dentro del grupo de ‘manidos’ palabros como son el éxito, el fracaso, la motivación, la actitud (y ya hablé sobre esto en uno de mis post para ZonaDeBasquet https://zonadebasquet.com/2019/02/01/direccionar-la-actitud/) y que últimamente solo se usan para etiquetar a los demás.

El problema siempre es el mismo, utilizamos estos términos en base a nuestra concepción de ellos, a lo que significan para nosotros, y luego los a casos de las personas de las que estamos hablando. Cuando debería ser al revés, adaptar cada aspecto a la vida del individuo.

 

No contemplamos que hay veces que o no se puede, no se sabe o peor aún, que ni podemos ni sabemos.

 

Cultura del hablar pronto, rápido y mal. Una cultura, por cierto, llenada por las frases y libros de venta rápida y solución instantánea, y es que vivir con la sonrisa puesta y el pensamiento positivo por bandera no hace más que crear exigencias y obligaciones que acaban por dejarnos peor de lo que estábamos.

 

 

 

‘Es que no sonríes’ ‘hay que tener confianza’ ‘¿has probado a salir de tu zona de confort?’ ‘tienes que cambiar de hábitos’ ‘alegría, que la vida son dos días’ ‘no te preocupes, no es para tanto’ ‘¿por qué te frustras?’ ‘yo si fuera tú…’ ‘venga, no pasa nada…’ y ale, tan panchos nos quedamos. Si te ayudan con frases así, ¿para qué necesitas psicólogo?

Y es que llevan razón, si estamos plagados de motivadores de pacotilla llenando Twitter, Instagram y Facebook con sus recetas milagrosas. Oh sorpresa, ¿Qué conseguimos? Más motivadores lamentables, con lamentables motivaciones.

 

¿Eres feliz? ¿Qué haces para ser feliz? ¿Qué significa ‘felicidad’ para ti? ¿Dónde la encuentras? ¿Qué diferencia la felicidad de la alegría? ¿Intento ser feliz? ¿Se puede ser feliz en los malos momentos? ¿A quién le importa mi felicidad? ¿Con quién la comparto? ¿Lo que haces ahora te dará momentos de felicidad mañana? …

 

Lo peor es que hay muchas de estas preguntas cuya respuesta es dura o simplemente ‘real’. ‘No puedo cambiar del trabajo que me tiene atado porque necesito el dinero’ ‘estoy en el peor momento de mi carrera’ ‘no encuentro motivaciones’ ‘he perdido relaciones que me importaban’… Pero claro, esto no te lo mencionan en los libros. Parten de la base de que TODO depende de nosotros.  Como he dicho antes, hay veces que no se puede o no se sabe.

 

albacallejapsicologa.com

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Esto no quita que siempre es necesario responder. Si sabes que hay momentos en los que no eres feliz o no disfrutas, a lo mejor en algunos puedes hacer cosas para cambiarlos, aunque haya otros en los que no. Simplemente, como no sé de felicidad y estoy pasando por el peor momento a nivel deportivo de toda mi vida, quería compartir tanto las preguntas que me hago (muchas de ellas por primera vez) así como los comentarios que más que ayudarme han hecho que me vuelva a casa con ganas de dejarlo todo.

Sigo pensando en que la felicidad está en los momentos que tienen lugar durante el día, en conocerlos y en exprimirlos. Si se encadenan y ocupan gran parte de las horas, pues perfecto. Eh, y que siempre está la opción de visitar a un psicólogo cualificado, que para estas cosas están.

 

De baloncesto y psicología intento aprender cada día un poquito, partiendo de que sé y conozco un 1% de lo que me gustaría. Pero una cosa que sé seguro es que no hay fórmulas mágicas, que cada  persona es un mundo y que hay mundos que hacen mucho daño.

 

Por eso siempre vuelvo a las preguntas, me hacen recordar y cambiar el sentido, si lo necesito.