
Asier de la Iglesia. Bailando bajo la lluvia – Episodio 49
Llevo un par de semanas missing. Las V Jornadas de Psicología y Baloncesto desgastan a un nivel extremo, y luego siempre va bien tomarse unos días para poner las cosas en su sitio y valorar el camino recorrido.
No significa que deje de escribir. Ni que millones de ideas sigan apareciendo por mi cabeza, aplicando como si de InfoJobs se tratara, para intentar colarse entre las finalmente ejecutadas. Una de las últimas buenas que tuve fue el traer a Asier de la Iglesia al podcast. Pero antes quiero que veas desde dónde te escribo, aquí cuido un par de semanas de casa mis tíos.
Coco, el mastín, percibe mi tranquilidad cuando pego el bolígrafo al papel, y decide ponerse a ladrar ante cualquier coche, bici o runner que pase. Es su manera de decirse a sí mismo que ‘’todo está bien’’. Luego la realidad es que es un cagao. Perro ladrador poco mordedor. Así rompe su disonancia cognitiva, la que todos tenemos.
A Asier le detectaron esclerosis múltiple a los 28, cortando de seco su carrera como jugador profesional de baloncesto. Hoy, a sus 40, sigue dando lecciones en EBA, ejerciendo de mentor de aquellos imberbes que buscan hacerse hueco en este embudo que es el baloncesto.
Su afrontamiento, visto desde fuera, puede etiquetarse fácilmente como ‘’pensamiento positivo’’. Todo falacias. Su decisión y constante inventiva no esconden esa mochila que tiene que seguir llevando: 43% de discapacidad, 0 sensibilidad en sus extremidades, 2 horas de sueño diarias, nula visión de un ojo… Como mucho, eso sí, son capaces de aligerar el peso.
El outfit del optimista y el realista puede parecer similares. Pero los tejidos son diametralmente opuestos. El lenguaje cambia la estructura que sustenta nuestra manera de estar en el mundo. Aunque con vista de pájaro pueda parecer que todos, en cierta manera, vivimos en suelos parecidos.
Conferencia arriba y conferencia abajo, Asier consigue 140 mil euros para la investigación en esclerosis múltiple, desbloqueando así el trofeo vital de tener su propia marca de cerveza.
Ni Coco, ni Asier, ni el deporte, ni mucho menos las empresas, son lo que parecen. Estas últimas te expresan su preocupación con la charla del clásico vende humos. Lo que no sabes es que siempre les saldrá más barato que cambiar las condiciones que sustentan tu bienestar en el curro. Hay veces, como decía Markus Gabriel, que no hacen falta psicólogos, sino sindicatos.
Asier no es coach, ni guerrero. Lo detesta. Divulgador tampoco le convence. El caso es que tuvimos que cortar el podcast porque se estaba meando. Estoy orgulloso de que la charla le encendiera la bombilla para escribirle a Garbajosa.
El camino va bien.