
Germán Martínez. Cultura del esfuerzo – Episodio 24
‘También los valores sirven hoy como objeto del consumo individual. Se convierten en mercancías. Valores como la justicia, la humanidad o la sostenibilidad son desguazados económicamente para aprovecharlos: <<Salvar al mundo bebiendo té>>, dice el eslogan de una empresa de comercio justo. Cambiar el mundo consumiento: eso sería el final de la revolución. También los zapatos o la ropa deberían ser veganos. A este paso pronto habrá smarthpones veganos. El neoliberalismo explota la moral de muchas maneras. Los valores morales se consumen como signos de distinción. Son apuntados a la cuenta del ego, lo cual hace que aumente la autovaloración. Incrementan la autoestima narcisista. A través de los valores uno no entra en relación con la comunidad, sino que solo se refiere a su propio ego.’ (Han, La desaparición de los rituales)
No es Germán Martínez precisamente un jugador dado a la exposición social. Simplemente prefiere exponerse hacia él mismo, todavía en busca de esos innegociables que le han llevado a ser uno de los mejores pegamentos de la LEB Oro, pero a los que aún les encuentra puntos de mejora. Como cualquier jugador inconformista, por otra parte.
Dar sentido al camino significa firmar contratos, pero con uno mismo. Cuando la deriva implica meses en el desierto FEB, cada vez más parecido a un retiro espiritual que a un trabajo al uso.
El esfuerzo es calidad, que no cantidad. Horas buscando la dirección correcta, con el piloto automático bien ajustado. Esa ruta es anticipar los momentos donde tu Venom aparece, sabiendo que el hijo de puta lo hará tarde o temprano. ¿Qué deportista se trata bien a 200 pulsaciones y después de fallar 5 tiros seguidos? Ahí se forjan los caminos del guerrero, cuando tu yo alineado al objetivo es capaz de sacarte de ahí.
El lenguaje construye realidades para los que saben afrontar sus demonios. Mientras tanto destruye los castillos de los que esperan sentirse bien únicamente si una pelota naranja entra por un aro. Si buscas satisfacción digital, desaparecen tus rituales.
La madurez es el mejor traductor, el mejor amigo de Cronos.
Estadísticas, ruedas rotas que astillan los huesos en tus puntos de dolor. Todo va encaminado a una Mamba Mentality mal entendida, que individualiza el éxito y escurre el fracaso en el lugar equivocado. Embarrando el cemento del de al lado. En lugar de pintarles la cara a los de arriba.
Kobe era un sabio. No son el miedo ni la rabia algo a esquivar, sino a descifrar. Pero te cuentan que si no te levantas a las 5 de la mañana hay alguien esforzándose más que tú.
Eso no es el esfuerzo. Ni lo será nunca.
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