Piti Hurtado. El coste de lo hermoso – Episodio 54

Lo más temible se aprende enseguida, y lo hermoso nos cuesta la vida

Silvio Rodríguez abrió esta conversación — Lo más temible se aprende enseguida, y lo hermoso nos cuesta la vida – para traer a Piti Hurtado a un Psych&Roll plagado de referencias.

El objetivo sigue siendo volver a la élite. Comentar es sólo una poética coincidencia, rompiendo las disonancias cognitivas que brotan al ver que te estás cerrando puertas.

La pitipedia es al baloncesto lo que el lenguaje corporal a la psicología del jugador. El algodón que no engaña. Por eso me quedo con lo del dardo en la palabra.

El telespectador quiere saber, cada vez más. Llevamos toda la vida huyendo de lo obvio, pero cuantos más partidos comenta Piti, más se da cuenta de que querer hacer el análisis perfecto (el dardo en la palabra que decía el gran Lázaro Carreter) en cada acción del juego te lleva al más profundo asco, así como el buscar la perfección y creerte por encima del juego o del partido. El primer día que pisó la tele, Piti le preguntó a Antoni Daimiel que si era posible que se repitiera en determinados planteamientos y pudiera aburrir a la audiencia. Daimiel le contestó desde la voz grave de la experiencia: «No todos los que te siguen o ven baloncesto te ven todas las veces. Y de las que te ven, no necesariamente te están escuchando».

Arcadas en la derrota. Soso en la victoria. Más sufrimos la primera de lo que disfrutamos la segunda. Pero tener presente a Agassi provoca que no te pelees con ello. Igual que este, Sabina te hace tener presente la crudeza del donde dije digo digo Diego.

El joven aprendiz de pintor que, ayer mismo,

juraba que mis cuadros eran su catecismo,

hoy, como ve que el público empieza a hacerme caso,

ya no dice que pinto tan bien como Picasso.

Jamás olvides que mientras sigues subiendo escalones, decía Nietschze, llevarás detrás a ese perro llamado ego.