
Chumi Ortega. Strength in numbers – Episodio 37
Cuando buscas algo con demasiada fuerza, tiene la capacidad de desubicarte. Se predispone que perseguirás la zanahoria, pero sin ayudarte a identificar aquellas que, aunque no son perfectas, dejas pasar. Mientras tanto, seguirás recorriendo esa ruta obsesiva. Hay maneras muy distintas de pagar el precio. Chumi Ortega lo hace, día tras día, sin saber el resultado que llegará, pero yéndose a dormir tranquilo.
¿Disfrutas del jugador que eres hoy? Perfectamente describe Burkeman en 4000 semanas la lacra de esa patología persecutoria: ‘‘Te arranca del presente, y te lleva a un tipo de vida en la que no haces más que pensar en el futuro, en si las cosas saldrán bien, en experimentarlo todo en función de un posible beneficio posterior al que aspiramos. Lo que hace que no alcancemos nunca La Paz mental y que sea imposible que experimentemos el «tiempo profundo», esa sensación de atemporalidad’’
Decía Elizabeth King que el proceso nos salva de la pobreza de nuestras intenciones. Te comprometes con la ruta, sin dejarte llevar por lo que digan en twitter. Allí valoran tus intangibles, pero ellos no te tienen que pagar. Sin embargo, como decía Tote King, esa montaña rusa de opiniones puede estar cubriendo de ego tus inseguridades. No querrás que se fuge. Según Jim Benson somos ‘‘un contenedor ilimitado para las expectativas de otras personas’’. Pasas de ser el de ‘‘siempre en mi equipo’’ a que te pidan para ACB. Luego pocos responden con tangibles, pero te pones entre los máximos valorados de toda la competición. Strength in numbers.
Mucho se habla de esos unicornios: talento, persistencia, constancia… y más términos constantemente prostituidos. Pero deberíamos mirar más a la pista, donde se hacen las cosas. También hay talento en una defensa, encuentras persistencia en el que ‘‘consigue aislar cada jugada de la anterior, y de la siguiente’’ y constancia en el que sigue entrando como un animal al rebote, aceptando que seguramente coja una cantidad infinitamente más pequeña, comparada con el número de veces que lo intenta.
Siempre es bonito retrotraerse a los puntos de inflexión, que normalmente pasan de largo al ojo ajeno. No sabemos nada. Abrí y cerraré con Burkeman, porque cuando no esperas nada, lidias con el peor escenario: ‘‘empecemos por admitir la derrota: nada de eso va a pasar. Pero ¿sabes qué? Es una maravillosa noticia.’’