
Abraham Ibáñez ‘Acho’. Tornillos que apretar – Episodio 43
El queso Cabrales existe gracias a quien se la quiso jugar. Ese campesino, relegado de sus responsabilidades en búsqueda del amor de otra aldeana, guardó los recipientes y la leche recién ordeñada en una cueva, permitiéndose correr tras su crush. Después de meses de sentimientos correspondidos, volvió a la tarea, encontrándose un escenario aparentemente opuesto al ideal. Lejos de tirar a la basura aquel esperpento en lo visual, decidió probarlo y descubrir así un queso de historia.
Kenny Sailors decidió, por primera vez en una pista de baloncesto, despegar los pies del suelo para tirar. Pasando por los rosales de aquellos entrenadores que le llamaban loco. Hasta que, como ya sabes, todo cayó por su propio peso.
No dista mucho la experiencia de Kenny con la de aquel campesino. A veces es por casualidad, otras por darle mil vueltas, o simplemente por encontrar un bombillazo a raíz de un tweet random. Lo que está claro es que en nuestra cabeza siempre será espectacular, además de tendente a lo malo conocido. Pero, al final del día, hay que estar donde pasan las cosas, y normalmente haciendo cosas. Teniendo en cuenta que lo normativo no siempre es señal de adecuado, óptimo o excelente.
Con los años perdemos esa capacidad de explorar, que tan automatizada estaba cuando éramos críos. Y que, como ya nos enseña Susurros del Corazón, hay que recuperar al trabajar con ellos en una cancha.
Para que esto ocurra, tenemos que ser nosotros los primeros que desliguemos lo bueno de lo perfecto. Que el bosque no impida ver el árbol. Son tantas las evoluciones que se quedan en tierra de nadie por no saber lidiar con el fracaso. El niño que con 10 años encuentra la forma más sencilla de anotar, seguramente esté cavando su propia tumba. Exponerlos al fallo, pagando el precio con nuestro autocontrol.
Por eso son tan importantes los comienzos, mientras usamos la cultura del highlight a nuestro favor. Y es que los mejores, pese a que Instagram se llene de triples de 10 metros, nunca se olvidan de la media distancia. Duncan Robinson y Jaycee Carroll te ayudan con principio de autoridad para tus chavales.
Si quieres que te compren el largo plazo, la metáfora es tu mejor aliada. Margall me gritaba ‘put the hand in the cookie yard’ (mete la mano en el bote de galletas) Dominar los básicos, que decía Kobe, contando historias.
Cierro con Gonzalo Vázquez, en su composición de la mecánica superior, dando con la clave de esa horquilla entre libertad y estructura, que tan importante es en el arte del tiro.
‘‘El primero de ellos pasa por separar el significado de mecánica y técnica, dos fundamentos el segundo de los cuales queda excluido de este estudio. La técnica enseña a tirar. La mecánica envuelve esa personal elección. Por eso confundir mecánica y técnica es como hacerlo con el vaso y el agua. La técnica es el contenido y la mecánica el continente, el envoltorio que arropa la técnica elegida por el tirador. En el lanzamiento, en suma, la mecánica envuelve a la técnica, como la carrocería al coche.’’
Entrenador, de especialidad cuenta cuentos, para darle fuerza al proceso.