La idea de realizar este post viene de una reflexión a la cual le vengo dando vueltas (de más) estas últimas semanas. Soy consciente de que el carácter extremo de este momento nubla constantemente los matices y los grises de una realidad que no deja de estar ahí, como en muchas otras situaciones. Partiendo de la base de que la Psicología se encarga de estudiar el comportamiento, teniendo en cuenta variables, contingencias y ambientes, me pregunto lo siguiente…
¿Es realmente beneficioso para la disciplina el ‘vendernos’ como expendedores de consejos, herramientas y tips?
¿Estamos pagando un precio demasiado alto por llegar a cierto público?
Obviamente, profundizar en esto parte de la base de comprender que nos encontramos ante una constante pérdida de pensamiento crítico, provocando concepciones erróneas acerca de lo que hacemos. Aspectos que luego cuesta arrancar o suavizar.
Por otro lado, considero inútil y perjudicial para la imagen de nuestra disciplina el extender ciertos debates y conflictos de manera pública. La mayoría se vienen centrando en si adoptar a la psicología como la encargada de dar estos consejos y herramientas generalistas (ya no solo en la situación del covid, sino en muchas otras que la preceden) o si en cambio, tendríamos que ser más comedidos y prudentes, sacrificando likes, visitas y RTs, pero ganando en credibilidad y seriedad. Es algo con lo que estoy un pelín desencantado y que me supone bastantes conflictos de pensamiento.
Por eso, he decidido contactar con nueve profesionales, a los que valoro y respeto, con la premisa de reunir nueve opiniones realistas, críticas y enfocadas desde distintos prismas. El objetivo no es otro que aportar reflexión alrededor de un debate que considero necesario. La cual, desde mi punto de vista, debería partir de la responsabilidad individual de todas las personas que están implicadas, de alguna forma u otra, en esta nuestra querida ciencia.
Ramón Nogueras
Es psicólogo por la UGR y profesor universitario en la UdG y el IQS. Se dedica a la divulgación en psicología desde hace una década diciendo una cantidad impía de tacos, y acaba de publicar «Por qué creemos en mierdas». Si buscas Psicología sin chorradas, la encontrarás en su blog y @RamonNogueras
En general, no creo que dar consejos sea algo que un psicólogo deba hacer. Un psicólogo debe ayudar al cliente a convertirse en analista de su propia conducta, decidir cómo desea comportarse y ayudarle a conseguirlo. Dar consejos no entra ahí, ni es algo que deba incentivarse. Los consejos, por su carácter subjetivo, se alejan del trabajo científico y analítico que el psicólogo debe realizar.
De continuar con esta manera de presentar la profesión, seguiremos avanzando hacia ninguna parte, como estamos ahora: no se nos toma en serio como científicos, ni como sanitarios, ni como profesionales que aportan resultados. La mezcla de psicología con pseudociencias en todos los ámbitos (clínico, empresas, educación y demás) es continua, y nos condena a la irrelevancia. Necesitamos un compromiso con la ciencia de la conducta por parte de los que nos dedicamos a ello y de nuestros representantes y universidades. Hago énfasis en el compromiso con la CIENCIA.
Noelia Vargas
Es licenciada en Psicología con un magíster en integración y discapacidad. Actualmente está finalizando la especialidad en psicología sanitaria. Entusiasta en el análisis de conducta. Se prodiga estupendamente, entre otros lugares, en @noahendrix y en su blog
Cuando Javier Hernández me propuso participar en este post, acepté dándole unas cuantas vueltas también no sólo al tema en sí, sino a cómo había colaborado yo también a estos debates, diatribas y conflictos en la red con otros profesionales de profesión. Porque ciertamente, muchos y muchas en alguna medida, hemos alimentado ese conflicto y yo la primera.
Nuestra disciplina (en lo que respecta al ámbito sanitario y clínico) implica hablar de salud, de problemas psicológicos, de intervenciones y tratamientos. Eso conlleva a que manejamos y transmitimos información más o menos sensible.
En este sentido, creo que hay debates a manifestar que son necesarios, especialmente si esa información que se está debatiendo puede afectar de forma perjudicial a personas que accedan a ella. Además del añadido de que, aun habiendo patrones generales, cada persona tiene su historia por lo que es otro punto que debemos tener en cuenta a la hora de divulgar y ser cautos.
La información que debe transmitirse debe tener la conciencia no sólo del conocimiento que transmitimos con ella, sino en cómo transmitir esa información y de qué manera es posible que vaya a afectar a la persona que lo esté leyendo. ¿Le puede aportar cierta ayuda y comprensión, o es más fruto de la exposición de nuestro conocimiento?
Las respuestas que me sigo haciendo para esto es qué, cómo y para quién.
José César Perales
Catedrático de Psicología. Investigador en conductas adictivas, sesgos cognitivos y regulación del comportamiento. Leedle (es una orden, sí) en @JCesarPL
La capacidad de los psicólogos y psicólogas para facilitar consejos válidos para grupos amplios depende mucho del tipo de consejo. Aunque siempre con mucha cautela, creo que sí estamos habilitados para recomendar ciertas pautas basadas en principios generales del comportamiento y datos contrastados. Es cierto que a veces vamos más allá de lo que se puede afirmar con cierta seguridad, y otras caemos en lo obvio, pero a medio camino hay un espacio en el que podemos ser útiles.
Por ejemplo, ahora que todos nos vemos forzados a ser «maestros y maestras» de nuestros propios hijos, puede ser muy útil dar pautas sobre cómo reforzar y dar feedback a los niños y niñas por sus tareas. También podemos facilitar ciertas estrategias genéricas para evitar beber más o comer peor. Hay muchos ejemplos similares a éstos. Siempre será mejor que lo hagan especialistas en el comportamiento a que lo hagan quienes no tienen la formación adecuada.
Ciertamente, Twitter no es el mejor medio para ello, pero hay podcasts, blogs, y otros medios de divulgación con cierto historial de seriedad y calidad que pueden cumplir muy bien esa misión de hacer de interfaz entre las publicaciones científicas y la población general.
María Blanco
María Blanco, Psicóloga Deportiva en Train Your Mind (TYM). Exfutbolista en
Segunda División (RFEF) y entrenadora en Torrelodones CF. Encuéntrala, junto a su equipazo, en @MariaBlancoTYM y maria.blanco@tympsicologia.com.
¿La psicología rápida funciona?
Estamos acostumbrados a la “Psicología” comercial, a esa que vende libros, alcanza millones de seguidores y que, en más ocasiones de las que nos gustaría, se aleja de la ciencia. Esa ciencia por la que luchamos, la del comportamiento, donde la base es el análisis funcional y el conocimiento de cada contexto particular, esa que sí funciona y sí es Psicología.
En esta ciencia, por sus particularidades y análisis exhaustivo de la situación personal, es imposible construir píldoras para todos y, sobre todo, para todas las situaciones. Pero sí nos enseña el funcionamiento del comportamiento, muestra cómo aumentar o disminuir la probabilidad de emitir una conducta, variables moduladoras, predisposiciones e incluso, técnicas o estrategias con mayor probabilidad de éxito. Y es aquí donde podemos centrar nuestros esfuerzos.
La Psicología sí aporta información que podemos divulgar, que es entendible y que puede ayudar a mejorar la calidad de las personas. No son consejos, son pautas basadas en la evidencia y referidas a situaciones concretas que cada uno, conociendo su contexto, puede aplicar en su día a día. Simplemente decir “el contexto marca tu respuesta”, “es normal tener respuestas emocionales desagradables en la situación actual” o “escribir cuándo saldrás a correr ayudará a mantener tu rutina deportiva” puede ser de mucha ayuda. Son frases, incluso pautas, pero son ciencia y eso, al fin y al cabo, es lo importante.
Ares Zamora
Psicóloga general sanitaria, ejerce en su consulta privada de Bilbao y de forma online. Miembro de WatsTeam y psicóloga del Club de Baloncesto Pardinyes Lleida – LEB Plata. La puedes encontrar en el programa Ser Runner de Cadena Ser, en las columnas de El Correo y en su web.
A veces existe una delgada línea que puede cambiarlo todo. Siempre he sido partidaria de recalcar la importancia del contexto. Porque es así: el contexto puede cambiarlo todo. Por eso mismo, opino que hay que ser prudente y tener siempre en cuenta este fundamental matiz. Aun así, soy totalmente partidaria de divulgar nuestra profesión, la psicología. Y es que, ¿quién mejor que los psicólogos para hacerlo? Como otras ciencias, la psicología tiene una parte importante que abarca la divulgación. La población, como cualquier ser humano, a veces se siente perdida y necesita algunas respuestas. Y aunque el contexto influya y cada caso sea un mundo, hay indicaciones, técnicas, teorías y ejercicios que aportan mucho. No se trata de divulgar desde un pedestal, yo soy la primera que defiendo nuestra humanidad como profesionales y como personas. Pero como expertos formados en psicología, creo que tenemos labor importante en informar y compartir desde el rigor. Además, añado, queridos compañeros: flaco favor nos hacemos tirándonos piedras unos a otros.
Creo que nos iría mejor si fuésemos más equipo. Y ser equipo no significa tolerarlo todo o pasar por alto errores o negligencias. Significa debatir, cuestionar, aprender de los errores, crecer y, sobre todo, apoyarnos más unos a otros.
Diego Ruano
Diego Ruano es psicólogo por la UV. Trabaja, o eso dice, en el ámbito del deporte y la empresa. También es docente de FPE. En persona pierde, pero en @DiegoRuanoPsi desprende rigor y calidad. Para más: info@diegoruano.com
Toda vez que entendemos que el contexto particular es único, no podemos obviar que, al igual que disciplinas como la Medicina, la Psicología posee un corpus de conocimiento científico que permite dar una serie de pautas a un gran porcentaje de la población. Y tenemos que tener claras las particularidades que se puedan dar, así como tener claro que no todos estamos capacitados para darlas; ya sea porque trabajamos en ámbitos de actuación distintos, o porque no hemos profundizado en el conocimiento que sustenten dichas pautas.
La legitimidad que nos da la Ciencia nos ha de permitir apartar los consejos facilones, de ‘sentido común’ y de revista adolescente, con los que personas que consideran saber de Psicología nos bombardean constantemente.
Miriam Rocha
Miriam Rocha Díaz, es Psicóloga General Sanitaria y compagina su práctica clínica en el Instituto Terapéutico de Madrid (ITEMA) con la docencia en el Máster de Modificación de Conducta de ITEMA y el MPGS de la Universidad Europea de Madrid. Divulgadora esencial en @Miri_Rouch y en su web.
Mi forma de entender la psicología y de ejercerla se fundamenta en definirla como la disciplina que estudia la conducta humana desde una base científica. Entiendo la conducta como una interacción de la persona con las variables de un entorno ambiental (interno o externo) y, por tanto, cualquier explicación sobre la conducta, no puede hacerse en el vacío ni perder de vista las variables contextuales de cada caso concreto. Partiendo de esta base, cualquier explicación o predicción sobre la conducta, siempre va a ser más precisa si se atiene a la información de casos/personas concretas. Ahora bien, esto no quiere decir que desde la psicología no se puedan ofrecer pautas o “consejos” más generales.
Precisamente este enfoque más general es el que caracteriza a la divulgación psicológica, pero no por ello se debe perder rigurosidad. Nuestro conocimiento sobre las bases científicas que explican la conducta, sobre por qué se mantienen conductas adecuadas e inadecuadas y sobre cómo realizar cambios en el comportamiento humano, permite a los psicólogos estar en condiciones de ofrecer pautas e información general sobre temas relativos a la conducta humana desde una posición de rigor científico (a diferencia de otros profesionales que hablan de conducta sin conocer los mecanismos científicos que la rigen). El problema de dar o no pautas o “consejos” generales en las redes sociales u otros medios de divulgación, radicaría sobre todo en la rigurosidad y fundamentación de las mismas. Si queremos difundir una imagen robusta y creíble de nuestra disciplina, debemos procurar realizar una divulgación rigurosa, primando este objetivo sobre la búsqueda de likes y difusión a través de contenidos popularmente bien aceptados, pero muchas veces carentes de rigor. Cierto tipo de contenido puede tener muy buena acogida, pero dar una imagen poco sólida de nuestra disciplina. Para mí el equilibrio estaría en lograr tratar temas de interés general en un tono y lenguaje accesible, pero manteniendo la base científica. No obstante, toda divulgación en redes sociales y medios de comunicación se caracteriza inevitablemente por su generalidad y requeriría del ajuste a la especificidad de cada caso.
Creo que lo que verdaderamente va a proporcionar a la Psicología el reconocimiento y respeto que le corresponde, es el buen tratamiento de la misma que hagamos los profesionales, tanto en nuestro quehacer diario como en la divulgación que hagamos, aquellos que tenemos oportunidad. No hay una manera única actualmente de vender la psicología. Cada profesional elige la suya, pero sí creo importante adquirir un compromiso personal de divulgar una psicología rigurosa. A veces somos los propios psicólogos los que más daño nos hacemos, cuando realmente todos podemos poner nuestro granito de arena en la tarea de ganar credibilidad.
José Luis Pardo
Psicólogo especializado en deporte y salud mental. Actualente con Burgos CF y UBU NSB. Psicología de la buena, a base de GIFs, en @psinergika. Para más: info@psinergika.com
Depende. Se trata de un tema completo de analizar, pero trataré de explicarme. No me convence el binomio psicología-consejo, pero reconozco que cumple con cierta función. Considero que emplear consejos nos resta profesionalizad, trivializa nuestro trabajo dando una imagen de simplicidad, además de aportar una utilidad limitada, o nula, según casos. No obstante, es un producto que desea y busca la sociedad, y si no lo damos nosotros, alguien lo hará en nuestro lugar. Esto supone facilitar la entrada al intrusismo a través de la popularidad, algo que ya está sucediendo.
Yo, que vengo del mundo empresarial, veo cierto paralelismo con las estrategias que se emplean en marketing. La estrategia centrada en el producto, tal como está haciendo la psicología, busca configurar un servicio eficaz, pero descuida los gustos y deseos del mercado, que no necesidades, obviamente. En cambio, la estrategia centrada en el consumidor busca un vínculo emocional mediante una relación bidireccional, tal como hacen ciertos servicios alternativos. Los psicólogos (aunque no todos) tenemos el mejor y más completo producto, pero no se ajusta a la realidad actual del mercado. No sabemos llegar a los consumidores. En cambio, los servicios alternativos nos están ganando el posicionamiento en la mente del consumidor mediante la satisfacción de deseos, aunque posean un producto mediocre, limitado, inútil o engañoso.
En resumen, acepto la relación psicología-consejo siempre que forme parte de un planteamiento mucho más extenso, como estrategia atencional para dar a conocer el trabajo real de la psicología y acaparar la mayor cuota de mercado posible.
Ruth Gay
Estudiante de último año de psicología. Interesada en el análisis de conducta y crítica de las pseudociencias y el modelo biomédico. Una de las esperanzas de nuestra disciplina en los próximos drafts. Comprobadlo en @RuthPsi_
En general sí, pero como siempre, primero estaría bien explicar qué entiendo por psicología y qué entiendo por consejo para que mi respuesta sea afirmativa.
Cuando hablo de psicología, siempre me refiero a una psicología científica, basada en la evidencia, que tiene como premisa los principios básicos del aprendizaje y que acepta que el comportamiento es cambiante según las contingencias presentes. En este sentido creo que, como expertos en comportamiento, los psicólogos/as pueden dar recomendaciones/consejos generales a la población sobre qué procedimientos pueden ser efectivos a nivel conductual para afrontar determinadas situaciones. Sin embargo, hay algunos aspectos que creo que se deberían tener en cuenta al informar sobre estas pautas generales:
Recalcar siempre que cada persona (por su historia de aprendizaje) y situación es diferente, por lo que es normal que las recomendaciones (e.g. establecer una rutina) no funcionen para todas las personas, ni funcione de la misma forma en diferentes personas o en la misma persona en diferentes momentos.
Tomar en cuenta el periodo en el que se da el consejo y las características del mismo. Por ejemplo, en esta situación de confinamiento, no se deberían, ni se podrían dar las mismas recomendaciones en la semana 6 que en la semana 1.
Expresar los consejos como lo que son, y no como obligaciones. En este sentido, creo que sería buena idea dosificar para no saturar a las personas con listas interminables de tareas. También resaltar que cada paso cuenta y la importancia de ser flexibles.
Explicar que las recomendaciones que se dan por redes en ningún caso pueden sustituir la ayuda de un profesional que tome en cuenta tu caso de manera individualizada.
Validar cualquier emoción, porque todas tienen su función. Estoy harta del mrwonderfulismo en general, pero más en medio de una pandemia. No, no puedo ser feliz y positiva cuando he perdido mi trabajo, se ha muerto mi hermana y llevo 5 semanas encerrada en mi casa (por poner un ejemplo).
Además, si otros profesionales como médicos y abogados dan consejos generales a la población en determinadas circunstancias, ¿por qué las/os psicólogas/os no? Creo que lo que se debería hacer es, en todo caso, castigar/extinguir la relación que lleva a algunos “profesionales” a dar consejos que te podría dar tu primo, y reforzar, siempre que se pueda, la conducta de dar recomendaciones bien fundamentadas y útiles.
Bueno, parte de mi opinión la habéis visto en el opening de este post, así no me extenderé mucho más. En resumen y por poner un broche, creo que siempre será mejor primar por la calidad y la diferenciación, que por la cantidad y las obviedades. Ya hay contenido e información suficiente como para que, al menos, podamos cada uno darle una vuelta. Recordad que el fin último de esto es generar un mensaje medianamente común, para que cuando la gente oiga o hable de Psicología, no se nos caiga la cara de vergüenza y estemos orgullosos de la imagen que genera nuestra disciplina. No es algo fácil ni conozco el medio perfecto, ni mucho menos. Pero la base sí recae en esa responsabilidad individual de la que os hablaba. Hay mucho barro arrojado para los pocos barrenderos que somos, pero ahí seguiremos. Espero.
P.D: Aunque no sea tan bueno como ellos, también intento divulgar con cierta seriedad –> @JaviHdz_
¡Mil gracias a todos los participantes por la proactividad y el apoyo a este pequeño grano de arena! Ha sido un lujo y un placer leeros para crear esta pieza.
GOATs
Ejerzo la psicología en un país donde las pseudociencias son la orden del día, cosa que me ha colocado en un puesto difícil porque incluso el mismo gremio se me tira encima, leyendo esto es inevitable no dar gracias por este articulazo que está sin desperdicio.
Sin duda es una situación complicada Geraldine. Muchas gracias por tu aportación. Saludos