Es sin duda llamativo como en una época de constante contacto virtual hay situaciones que para nada reflejan lo que luego se traslada, no solamente a la vida real, sino a las prioridades a nivel social. En este caso no os engaño si os digo que el interés percibido por el colectivo deportivo en torno a la Psicología difiere mucho y demasiado con la materialización real de esa curiosidad.
¿Cómo se puede y se debe explicar esta carencia en el reflejo?
Al poco de comenzar el confinamiento y en ese boom de ideas nuevas que a veces nos veíamos obligados a desarrollar, observé una clara y peligrosa relación entre la psicología a pie de calle y los consejos de un amigo. Cosa de la que, como sabéis, me apeteció hablar en este post junto con otros 9 pedazo compañeros.
El planteamiento cumplió más que de sobra con el objetivo principal de esta iniciativa, generar debate en relación a una PROBLEMÁTICA REAL y en la que todos y cada uno de los partícipes deberíamos estar comprometidos. Por esto creo que es bonito e interesante seguir esta línea y traer a más compañeras que, en base a las necesidades planteadas, generaran una opinión y una crítica constructiva a la, en este caso, situación de la PSICOLOGÍA DEPORTIVA actual.
¿Por qué? Partimos de la base de que el deporte es un contexto donde los agentes partícipes no son precisamente pocos. Tengan estos mayor o menor impacto en el RENDIMIENTO individual y/o colectivo. Esto se junta con el aumento del trabajo multidisciplinar (preparación física, nutrición, fisioterapia…) y hace que la Psicología (¡por fin!) esté empezando a romper esa presa de la que tanto hablamos. Que duda cabe que nuestra disciplina genera opinión, pero también sabemos que a la hora de la verdad (aplicarla) siempre sigue generando dudas y mitos que se arrastran ya desde hace bastantes años. Entonces…
¿Qué papel tenemos los psicólogos deportivos en todo esto?
¿Somos responsables nada más que de hacer bien nuestro trabajo?
Andrea Cerrejón
Es psicóloga por la UAM, especialista en psicoterapia y psicología del deporte. Psicoterapeuta en Centrum Psicólogos y responsable del Área de Psicología de la FMN y colaboradora de la RFEN con deportistas de natación y aguas abiertas. Fundadora de beOn! “Personal Growth”, la encontrarás en @andreacerre
Parece conocerse la importancia del psicólogo del deporte, pero pocos son los que dan valor real a nuestra figura. Las condiciones laborales, en muchos casos, son pésimas, lo que me niego a pensar que es porque no hay recursos suficientes, sino porque aún no se nos ha colocado como prioridad.
Somos muchos los psicólogos que tratamos de dar valor a nuestro trabajo, pero, a veces, he de reconocer que somos nuestro peor enemigo. Por ejemplo, durante la cuarentena, muchos (y me incluyo) hemos ofrecido charlas, talleres o sesiones gratuitas, pero la realidad es que cuando los servicios tienen un valor económico, ahí la cosa cambia. Sin duda, esto surge desde nuestra propia necesidad de supervivencia, si no nos valoran tendremos que hacer lo posible para que lo hagan. En mi opinión, un esfuerzo desmedido. Considero que en ese caso es necesario negociar para obtener cierto beneficio (por pequeño que sea), a presente o a futuro. Ponernos en valor puede ser el primer paso para que los otros también lo hagan.
Por otro lado, desde mi punto de vista, la profesionalidad y la honestidad son claves. Si tenemos la oportunidad de trabajar en un club, seamos profesionales y llevemos a cabo buenas prácticas, de ello depende nuestro propio trabajo, pero también la percepción que tiene el mundo del deporte de nosotros. Para ello, a parte de contar con cierta experiencia y con la supervisión de otros profesionales, es necesario conocer nuestras cualidades y nuestras limitaciones. Ser honestos y saber cuando no estamos capacitados para hacer frente a las demandas, ayuda a nuestra profesión.
Por último, soy optimista, cada vez los sistemas deportivos y sus integrantes ofrecen menos resistencias a la hora de incorporar un psicólogo y muchos están viendo el potencial que tenemos en el trabajo multidisciplinar.
José Luis Sordo
Psicólogo por la UCM, y especializado en Psicología Deportiva por la UNED, compagina su labor en el mundo de los RRHH con su actividad en el ámbito deportivo. Autor del blog «The Winner Inside», monitor titulado de Taekwondo y aficionado, cada día un poco más, a patear todo lo que huela a intrusismo
Parto de la base de que, como suele ser habitual, lo que vemos en redes sociales no suele tener una correspondencia suficiente con la realidad. Las redes son un escaparate, son publicidad, marketing, y habitualmente saturadas de mensajes que pretenden ser psicología pero realmente no lo son y sólo regalan al usuario lo que quiere leer u oír. Lo que vemos en ellas, además, se queda en una capa muy superficial y mi percepción es que el contenido de temática psicológica o, en gran parte de los casos, “pseudopsicológica” goza de gran popularidad en esa gran ventana que es internet, y resulta muy atractivo e interesante para el gran público, que incluso se atreve a participar de ello a través de reflexiones de lo más variopintas o repitiendo mantras de otros psicólogos, pensadores, celebrities que se suman al carro… pero a la hora de la verdad, trabajar con un/a psicólogo/a es una apuesta mucho mayor.
Del click, el like, el retweet o el share a invertir tiempo, dinero, recursos… hay un salto que parece que no siempre se quiere dar. Tal vez falta conocimiento suficiente, tal vez sigue existiendo el estigma sobre nuestra profesión, o quizá un poco de ambos, no lo sé.
Externamente, veo muy necesario que la actividad del psicólogo/a deportivo/a se regule de manera firme e inequívoca, y que se establezcan unos mínimos que permitan, legalmente, ejercerla. Esto podría poner algo de freno al intrusismo, cada vez mayor, que sufre esta profesión y que, no sólo obstaculizan la presencia de profesionales de la psicología, sino que además inducen a confusión al público general acerca de la disciplina.
Internamente echo en falta un respaldo y un compromiso mayores por parte de los distintos Colegios Oficiales, desde los cuales no sólo no se defiende a la profesión frente a prácticas ajenas que pretenden coexistir con ella, sino que además se da espacio y difusión a dichas prácticas. Y cuando nos apoyan, el compromiso no parece firme. Deberían posicionarse de manera que no haya confusión.
En cualquier caso, en mi opinión ya hay cosas que se están haciendo bien y de las que debemos tomar nota para seguir por ese camino. En primer lugar, el denunciar y enfrentar cualquier tipo de intrusismo, como comentaba anteriormente, y no sólo en el ámbito deportivo sino en general. Pero es cierto que en el ámbito deportivo parece ser incluso más fácil la entrada de profesionales ajenos a la psicología, especialmente cuando se trata de ex deportistas mediáticos por ese efecto halo que parece atribuirles legitimidad y autoridad en la materia. Enfrentar ese intrusismo es básico, venga de quien venga.
Por otro lado, se está dando una labor divulgativa muy interesante por distintos medios, ya sea blogs, redes sociales, webinars, podcasts… por parte de compañeros de profesión que la dignifican a través de su rigurosidad, su conocimiento, su formación, su ética y su forma de trabajar. Esta capacidad para transmitir conocimiento veraz, sólido, es muy positiva para posicionarnos. Y el apoyo mutuo que podamos darnos para entre todos dar difusión a esta actividad es esencial. Hacer llegar toda esta labor a entornos deportivos y promocionar los beneficios reales que podemos aportar sería en mi opinión un “enganche” necesario.
Por último, definir y tener muy claro el valor añadido, especializado y diferencial que los psicólogos podemos aportar a clubs, equipos, deportistas y sus entornos, y estrechar lazos y puentes con el mundo del deporte para trasladarlo y hacerlo aún más patente de lo que ya se hace.
Mar Rovira
Jugó profesionalmente a la canasta y ahora se dedica a la Psicología Deportiva. No hay deporte que se le resista. Confidencial con sus clientes y directa en las redes. ¿Ya conoces las #roviradas?. Su última locura, http://themoove.es«
La visibilidad e importancia del trabajo que hacemos desde la Psicología Deportiva sigue estando en cuestión. Es cierto que vamos dando pasos para la normalización de la figura del Psicólog@ Deportiv@ dentro de las organizaciones deportivas pero nos queda mucho camino por andar. Desde mi experiencia aplicada estas son las principales barreras que me he ido encontrando y que dificultan un desarrollo mayor de nuestra disciplina:
El estigma: muchos deportistas no están cómodos con la palabra “psicólog@” porque la relacionan con enfermedad, debilidad y bajo rendimiento.
La aparente facilidad de nuestra profesión: todo el mundo sabe de psicología deportiva, al igual que todo el mundo sabe entrenar. Si la gente piensa que lo que hacemos es fácil y que ell@s son capaces de hacerlo, nuestro valor percibido desciende y somos fácilmente sustituibles.
El intrusismo: estrechamente relacionado con el concepto anterior.
La indefinición del rol: en deporte de alto rendimiento las fuerzas de poder son importantes. Y la ubicación del rol del psicólog@ deportiv@ es vista con recelo. ¿Me integro en el staff técnico? ¿Pertenezco al Servicio Médico? ¿Sólo con jugadores? ¿Sólo con entrenadores? Yo lo tengo claro, pero son las organizaciones las que te contratan.
La confidencialidad: para mi éste es el gran factor. En mi caso, siempre mantendré un perfil bajo, nunca jamás diré con quien trabajo (si se sabe de algún@s deportistas es porque ell@s toman la iniciativa y lo hacen público), nunca haré “marketing” usando su nombre y optaré por que mi trabajo hable por mi. Informar sobre formación y colaboraciones generales sí, informar sobre personas, no.
Dicho lo cual, desde mi perspectiva creo que desde la psicología deportiva solo nos queda hacer más pedagogía, insistir y dejar claro cual es nuestro objeto de actuación, ser excelentes profesionales (si no estás seguro no cojas un trabajo, acierta casi cada vez, mantén una imagen profesional y sé excelente, porque no nos podemos permitir fallar) y esto ya es muy personal, vigilar como nos publicitamos. Yo decidí escoger el camino largo, el difícil. Pero es el que recomiendo. Y ni tan mal 😉
Rafa Mateos
Psicólogo Deportivo en Train Your Mind e investigador contratado en la Universidad Autónoma de Madrid. Intentando crear puentes entre la aplicación práctica y la investigación científica. Por una Psicología del Deporte libre de magufadas. Lo encuentras en @RafaMateosTYM
Para comenzar con este comentario, debo reconocer que me falta información para poder valorar cuál es la situación actual de la Psicología a nivel institucional, aunque siguen existiendo lagunas muy obvias, como el deficiente sistema público de atención psicológica, que cierra su acceso a personas que de verdad lo necesitan, pero no pueden permitírselo. No obstante, desde mi experiencia personal, sí he podido observar como cada vez más medios de comunicación se interesan por nuestras opiniones, dándonos más visibilidad ante la opinión pública. Quiero pensar que se trata del primer paso para que nuestro peso en organismos e instituciones aumente, pero no estoy seguro de que vaya a ser así.
Pese a todo, creo que tenemos dos responsabilidades: la primera de ellas, continuar luchando por cambiar esta situación, y la segunda, y no menos importante, basar todo nuestro trabajo (y divulgación del mismo) en la máxima rigurosidad científica.
Bajo mi punto de vista, debemos reconocer que siempre vamos a empezar perdiendo el partido contra posiciones pseudocientíficas, porque ellos tienen respuestas muy sencillas a problemas complejos, mientras que en una gran cantidad de ocasiones nosotros sólo podremos contestar que «no existe evidencia suficiente» o, en el mejor de los casos, que «depende». Partiendo de este punto, creo que es muy necesario y urgente llegar a consensos sobre qué vías tomar para mejorar la divulgación de la Psicólogia científica, y de esta manera seguir «agrietando la presa», pero con un martillo sólido y riguroso. Para terminar, dentro de este debate, me animo a comenzar proponiendo que dejemos de dar altavoz a los «coach» de turno, ni siquiera para criticarles.
Darío Domínguez
Graduado en Psicología por la UMA y Máster en Psicología de la Actividad Física y del Deporte por la Autónoma de Madrid. Anteriormente en Train Your Mind, ahora por libre. Friki de la Ciencia. Puedes encontrarle en @Youpsico
Creo que existen tres factores principales que definen el poco reflejo que la psicología deportiva tiene en el Deporte actual.
El primero es el hecho de que los psicólogos siempre han estado ocultándose, bien porque los propios psicólogos preferían no salir en los medios, bien porque los propios clubes o entidades no lo daban a la luz, por el estigma que existía. Yo percibo que poco a poco esto está cambiando, y que la Ley del Deporte ayudará mucho a que los psicólogos deportivos se den a la luz y las entidades normalicen el uso de este servicio.
En segundo lugar, los psicólogos deportivos que son conocidos en twitter, viven en una burbuja muy polarizada dentro de la red social. Los deportivos y en general los conocidos. Con un pensamiento único y, muchas veces, con debates y discusiones que nada ayudan a promulgar nuestro trabajo. Train Your Mind es una entidad que, por ejemplo, es muy pulcra en la red social. Muestra su trabajo sin lanzar constantemente insultos, discusiones y demás.
El tercero, es que las cuentas más conocidas de psicología del deporte, en cuanto al número de seguidores se refiere, han optado por hacer apología de la pseudociencia más que divulgar conceptos que realmente han sido estudiados.
Creo que para poder divulgar la psicología deportiva y hacer que tanto clubes como entidades lo vean como algo totalmente normal, debemos hacer una labor de marketing muy grande. Hace falta mucha inversión, y hace falta tomar a la psicología deportiva como un servicio-producto, tal y como ha hecho el coaching, que tanto detesto, pero que refleja muy bien cómo deberíamos actuar sin llegar a prostituir la ciencia.
Lara Jiménez
Psicóloga sanitaria y deportiva, principalmente en Baloncesto Torrelodones así como en diversas formaciones al colectivo arbitral. Escribe y se prodiga en el blog de clínica Plenum y en sus redes: @larajimenez_psi
Creo que en muchas ocasiones nuestras propias ganas de demostrar que valemos y que somos últiles nos ha hecho que nos vean como dispensadores de tips y herramientas, me explico, las RRSS obligan a hacer comunicaciones llamativas, cortas y sencillas a la vista del lector si queremos atraer su atención;y la «necesidad» de estar presente en RRSS, porque parece que sino no existes, ha hecho que muchos psicólogos hayan caído en esa divulgación de la psicología únicamente como fuente de tips y herramientas sencillas cuando, como sabemos, es una ciencia respetable y mucho más que una infografía bonita.
Ojo, que hay inforgrafías muy buenas que resumen algunos conceptos e imágenes sobre algunas técnicas que yo misma utilizo en ocasiones para que no se les olvide a los deportistas lo que hemos trabajado. Pero creo que sin ese trabajo detrás las imágenes bonitas no sirven, y por eso las personas que se quedan sólo con el contenido de RRSS piensan que la psicología no es útil o no tiene valor, se quedan sólo con la punta del iceberg.
En mi opinión debemos seguir en el camino de acercar la psicología a las personas desde modelos validados, con una investigación detrás que los sustente. Y sobre todo ser muy responsables con nuestro trabajo, al final la buenas prácticas son nuestra mejor publicidad. También creo que un aspecto clave es conseguir romper de una vez ese prejuicio de que la psicología solo sirve para resolver problemas y dar valor, desde dentro de la disciplina, a todo el trabajo que podemos hacer desde la prevención, desde el desarrollo del bienestar.
Hay que crear un puente sólido entre el interés percibido y la realidad actual para que vayan acordes y no como ahora. Creo que desde YA lo que debemos hacer es darnos a nosotros mismos el valor que merecemos y trabajar acorde a ese valor que damos a nuestra disciplina. Pararnos un momento a reflexionar sobre como estoy «vendiendo» mi trabajo y qué podemos hacer cada uno para ser más responsables en esta venta, cambiando post en RRSS, formándonos más y mejor, leyendo a autores que sean responsables con nuestra ciencia, y poniendo mucha atención a nuestro comportamiento cuando estamos trabajando.
Saül Alcaraz
Es Doctor en Psicología del Deporte por la UAB y profesor universitario en esta universidad y en la UOC. Es investigador en el Grup d’Estudis de Psicologia de l’Esport (GEPE) y co-fundador de PsicoDeporte Academy (@psicodeportea). Lo encontraréis divulgando sobre psicología del deporte en @AlcarazSaul
Desde mi punto de vista existe una paradoja: La percepción es que cada vez se valora más la psicología del deporte (aunque no siempre se le llame de esta forma), pero al mismo tiempo no siempre se considera que el/la psicólogo/a del deporte deba ser la persona que apoye en esa línea. En muchos casos, se recurre a otros profesionales para hacer las tareas que probablemente deberían ser gestionadas por un/a psicólogo/a del deporte (e.g., acompañamiento psicológico, asesoramiento a entrenadores/as).
Esta diferencia entre la valoración por la disciplina y por el colectivo de psicólogos/as del deporte puede ser debida a diversos motivos, pero siempre he intentado valorarla desde una atribución interna, fijándome en aquello que pueda estar en nuestra mano. Por eso, aunque como colectivo estemos pendientes de detectar y evitar el intrusismo, creo importante que también dediquemos el tiempo a entender por qué esas personas en muchos casos conectan mejor que nosotros/as.
Es decir, si sabemos que no estamos llegando y que hay otros perfiles profesionales que ocupan posiciones que probablemente deberían ser para nosotros/as, ¿qué estamos haciendo mal que ellos/as sí hacen bien? Si bien es cierto que pueda haber algo (o mucho) de “vendehumos”, me parece que el análisis que debemos hacer es mucho más profundo.
Por último, también creo necesario que como colectivo nos actualicemos en dos ámbitos para facilitar que el mundo del deporte pueda valorar nuestra profesión. Por un lado, creo que a veces nos cuesta compartir experiencias, herramientas y enfoques entre nosotros/as. En algunos casos, sí compartimos, pero nos guardamos “lo bueno” no vaya a ser que la otra persona “sepa lo que yo sé”. Por eso justamente, me parecen muy necesarias iniciativas como ésta.
Por el otro, creo que debemos divulgar de forma que las personas a las que queremos llegar nos entiendan. Esto para mí supone todo un reto: comunicar sobre psicología del deporte, desde un punto científico, de una forma que sea comprensible (y, sobre todo, útil) para aquella persona que nos recibe.
Tomás Lloret
Licenciado en Psicología con máster en psicología del deporte, trabajando y colaborando con varios clubes y en consulta privada. Además, entrenador de baloncesto. Divulgando y debatiendo desde el rigor en @tomaslloretpsic
Es complicado. Por una parte nadie duda de la necesidad de entrenar el aspecto mental, pero por otra no veo que se conciba la figura del psicólogo deportivo como un elemento clave en el desarrollo integral del jugador.
Creo que debemos entender que la psicología deportiva (y la psicología en general) es una disciplina tremendamente joven. Eso implica un desconocimiento específico de los beneficios reales que puede tener un psicólogo, o un gabinete dedicado a esta área, dentro de un club. A todo, se une una falta de consenso en ciertos procedimientos y metodologías, donde la cantidad de ramas y métodos “permitidos” generan sensación de desconcierto sobre cuál es el profesional adecuado para las necesidades específicas.
Ahí entramos nosotros como divulgadores, pero claro, estamos ante un dilema: ¿usamos los mismos métodos que los feriantes contra los que desgraciadamente competimos y nos convertimos en un comercial más, o intentamos desde el ostracismo ganar la batalla blandiendo la espada de la sobriedad científica?
Y claro, todo eso va unido a una legislación que cada vez exige más formación y especificidad; lo que se convierte en problema cuando sirve más para imponernos unas barreras, a veces infranqueables, que como sello de calidad (mucho esfuerzo-poco premio)
Y claro, luego está el hecho de lo difícil que es valorar el impacto real del psicólogo, cosa que no pasa con otras ramas como la preparación física, la fisioterapia o la nutrición. La psicología es un trabajo muy a medio-largo plazo (en una sociedad corto-placista), que exige mucho esfuerzo y a la vez muchos momentos de «no avance». Incluso, podemos considerarlo un trabajo «en las sombras», dados los muchos tabús y estigmas detrás de la profesión y su metodología.
Pese a ello, cada vez más clubes cuentan con la figura de un psicólogo, y eso es gracias al buen hacer de los profesionales cada vez que una institución cuenta con uno. Creo, tal y como está la cosa, que nuestra competencia debe ser nuestro arma y bandera.
Silvia Bartolomé
Psicóloga por la USAL especializada en deporte por la UAM donde actualmente desarrolla su doctorado. Entrenadora de baloncesto, coordinadora de clubes y proyectos deportivos. El deporte ocupa mucho tiempo en su vida, espera que le deje terminar la tesis y escribir un libro. Con consulta propia a deportistas y amante de la formación. En constante aprendizaje en @silviambg
En mi opinión la psicología está desde hace tiempo en constantes conquistas. Conquistando, reconquistando, convenciendo y rompiendo con muchos estereotipos y prejuicios. Mucha gente habla de salud mental pero poca gente está concienciada verdaderamente sobre las consecuencias de cuidar o no esta área. Y de hacerlo con profesionales cualificados, faltaría más. No queremos que nadie nos opere a corazón abierto si no está cualificado para tal acción, pero si hablamos de psicología… Quien coaching sabe.
Además, en los proyectos deportivos, tanto a nivel colectivo como individual, el trabajo psicológico se suele ver como un gasto y no como una inversión y eso aun lastra que la gente apueste por nuestro trabajo. Mucha gente considera positivo contar con la psicología en sus proyectos pero no termina de ver ese valor añadido, ese beneficio inherente a un proyecto transversal. No le encuentra el hueco o la partida en el presupuesto, no le da el valor que merece o directamente no le interesa. Esto puede ser así bien porque alguien le hace un “pseudotrabajo” que promete lo mismo o porque directamente cree que cualquiera puede realizarlo.
Hace tiempo que descubrí lo que estaba haciéndome encontrar hueco en muchos clubes, lo que realmente decantaba ahora la balanza; el trabajo interdisciplinar. La relación bilateral, de beneficio y aprendizaje mutuo, con los profesionales deportivos. Muchas veces como personas tenemos miedo a que alguien nos quite hueco o espacio, pero no parece tan desagradable o inquietante cuando comienzas a comprender que desde ese trabajo común hay diversos aprendizajes hacia todas las direcciones. Ahí mucha gente comienza a comprender que hay persona en el deportista y que cuidando esa área, y sin asegurar ecuaciones perfectas, facilitas muchos trabajos de diferentes profesionales y el camino al propio deportista.
Quizás, este estar y aguantar, dignificando nuestro perfil profesional y nuestra profesión como ciencia para luchar contra el intrusismo puede facilitar ese “romper la presa”. Pero sí creo que tenemos un objetivo común: desde una perspectiva científica y desde el rigor que nos rige debemos acercar la psicología a las personas. Acercar la ciencia, sus beneficios, sus procesos y sus características para la correcta comprensión y familiarización de nuestro perfil profesional. Debemos luchar contra el intrusismo, contra los vendedores de humos, pero también debemos dignificar y acercar la psicología.
Una ciencia maravillosa pero que debe ser cercana.
A modo de cierre, comentado previamente por algunas compañeras, la tarea de llegar a un consenso sobre cómo continuamos rompiendo esta presa se torna clave. Por no desperdiciar fuerzas, por no darle altavoz a personas que no están ni estarán en esta lucha y por realmente responsabilizarnos, desde la individualidad hacia el colectivo, por una importancia real, material y sólida de la figura del psicólogo en un contexto deportivo. Soluciones y granitos de arena seguro que hay muchos, pero poco a poco debemos ir atinando con las maneras que supongan un impacto eficaz en esta tarea.
Agradezo la respuesta a estas iniciativas y , sinceramente, leo las aportaciones de mis 9 compañeros y creo que estamos preparados. Sin tener aquí en cuenta a la gran cantidad de profesionales que hacen un trabajazo y apuestan realmente por esto como parte de su labor profesional.
Ahora la pregunta es, teniendo las herramientas, los conocimientos y las energías…
¿Cuál es el siguiente paso?
Desde mi experiencia, la de muchos años en el mundo del fútbol, es que no se nos valora y a veces nosotros mismos no nos valoramos, veo en muchos clubes que tienen la figura de psicólogo deportivo como una figura que vende imagen a los padres, pero que no se valora dentro de la dirección deportiva, no se les escucha y muchos de ellos así mismo no se valoran en el ámbito económico porque prefieren entrar a formar parte de un proyecto sin apenas beneficio económico y eso hace que el trabajo de la psicología deportiva no sea bien valorada.
Nos queda mucho trabajo por recorrer, si lo hacemos bien y nos valoramos puede que en próximas generaciones de deportistas se nos vea como una parte importante del staf técnico. Se esta en ello.
Yo abogo por un trabajo con un solo equipo, pertenecer al cuerpo técnico, que asista a todas las reuniones, que conviva con los jugadores y entrenadores en todos los entrenes y desplazamientos, que se integre en el grupo trabajando desde la observación y sirva de ayuda a quien lo necesite o pueda observar que le puede ayudar a mejorar su rendimiento, y aquí incluyo a miembros del staf técnico y jugadores. Y esta visión no es la que veo que se produzca en el ámbito amateur ni profesional.
Saludos!!!!
Totalmente de acuerdo José Vicente. Es un trabajo al que le quedan años de esfuerzo por comprendernos y que nos comprendan. Un saludo y gracias por la aportación.